Wolf (Velvl) Raizman, para nosotrxs: ´el zeide´, fue una figura omnipresente en la cotidianeidad de la vida familiar, y ni que hablar mientras nuestra vida fue intensamente peretziana. Crecimos entre evocaciones de historias que tenían al javer Velvl[1] como protagonista de actos, fundaciones, homenajes, viajes y colectas; y sabiendo la tristeza colectiva por haberlo perdido pronto, demasiado pronto. Javier y Débora tuvieron zeide durante unos pocos años; Waldo, en cambio, nació al mes siguiente del imponente velorio de Wolf, realizado en diciembre de 1959… en el Peretz. Pero tanto respiramos esos relatos y esas imágenes que se nos volvieron recuerdos casi propios, y hasta escuchamos telares que nunca conocimos.
En el acervo familiar de dos generaciones encontramos las huellas materiales de esa intensa vida personal – comunitaria en sus múltiples dimensiones: cortes de tela, manuscritos, pergaminos repletos de firmas, imágenes de cenas multitudinarias, medallas, banderines, escudos, trofeos de torneos básquet, ajedrez, gimnasia, dominó. Y reconocemos a muchxs queridxs tíxs y primxs poblando las fotos de equipos deportivos, comisiones, planteles docentes y ´cuadros filodramáticos´.
Atesoramos libros de la Editorial ICUF, almanaques del I.L.P. y diarios en idish donde aparecen salutaciones por el casamiento nuestros padres Reizele Raizman (Rosita “la negra”) y Mosha Kantor (su profesor de gimnasia… en el Peretz), discursos del zeide y de varixs en su memoria, o el anuncio de que el domingo 8 de enero de 1961, para la ceremonia del matzeive[2] de Wolf “saldrán pullmans a las 9 hs. en punto hacia el cementerio de La Tablada”… desde el Peretz.
Y revisitamos cada tanto aquellos míticos Anuarios del I.L.Peretz de Villa Lynch, en los que nos gusta vernos a Javier y Debora inaugurando la Sala de Juegos “Wolf Raizman” del Kinder-gortn, en 1960, a 20 años de la fundación del Shule.
Anuarios donde releemos un artículo –casi una proclama- escrito por nuestra mamá-activista en 1963, en el cual pondera actividades y comisiones institucionales y hace referencia a “los problemas que atraviesa la educación en nuestro país”, a las luchas docentes y a “lo injusto e inhumano”: “no muy lejos de aquí, en nuestra vecindad misma, juegan niños descalzos en el barro”. Y en otro pasaje dice: “podemos sentirnos muy felices de contar con un Hogar como el I,L.Peretz (…) pero debemos hacer lo que esté a nuestro alcance, junto a los demás padres que no cuentan con esa posibilidad para sus hijos, para que muchas instituciones semejantes a las nuestras, muchos clubes infantiles se abran para todos los niños, para sus necesidades, sus inquietudes, sus ansias de jugar mejor y saber más. (…) Hay que edificar la vida, para nosotros, para nuestros hijos, para la sociedad”. Eran tiempos de juntar voluntades y fondos para construir la gran sede cultural, social y deportiva. A nosotrxs, ese texto, nos conduce sin escalas a la imagen de Velvele (Waldo), el einikl[3] menor, junto a la querida bobe Bloch, colocando la piedra fundamental del “nuevo edificio” que se levantaría con prisa y sin pausa sobre la calle Rodriguez Peña.
Tal vez por todo eso, la tarea de clasificar fotos y documentos de los años ´40, ´50 y comienzos de los ´60 se nos complica: la familia Raizman y la familia peretziana se (con)funden a menudo.
Conmueve siempre -aún hoy- escuchar y constatar, cuánto y cómo nuestro zeide contribuyó a que el Peretz pudiera ser, empezara a ser. Sabemos que fue uno de los ideólogos, no un intelectual sino un “activista” de la causa icufista y comunista. Lo tenemos más presente que estudiado pero escuchamos y leímos mucho, tanto acerca de su participación en aquella gesta pionera y colectiva como acerca de su inmensa generosidad, relatada con ternura y en primera persona por peretzianxs de distintas generaciones.
Tal vez por eso, a falta de zeide propio, en el Peretz nos abrazaban el cariño inmenso de Inde y Jacobo Blutrach, la pasión educadora de Leike Kogan y Tzalel Blitz, y el bigote militante de Meyer Kot. Y más allá de Villa Lynch, también para Rubén Sinay, Benito Zak, Sansón y Berta Drucaroff y Ioel Linkowski, éramos ´lxs nietxs´. Todxs ellxs lo conocieron y lo recordaban –y muchxs todavía lo recuerdan- más que nosotrxs.
Podría haber sido diferente (¿por qué no?), pero resultó que lxs tres decíamos y sentimos –al igual que tantxs otrxs- no que “fuimos al Peretz”, sino que “somos del Peretz”. El Peretz, con la bandera argentina, el busto de Domingo F. Sarmiento y los cuadros de Méndele, José de San Martín y Scholem Aleijem fue, en buena medida, la patria de nuestra infancia y adolescencia. Y Zumerland, claro, porque la patria tenía un lugar para ir de vacaciones; un lugar como “no hay dos en el mundo entero”.
De modo que, mientras jugábamos en la vereda con lxs chicxs del barrio, mientras nuestra baba Mashke nos llevaba ´religiosamente´ a la escuela con ellxs, mientras Rosita “la negra” militaba la laicidad de la educación pública… nosotrxs, desde antes de ser chiquitxs y hasta ya grandes, desde la bolsita y el delantal a rayitas verdes hasta todo lo que vino después: disfrutamos, hicimos y aprendimos (d)el Peretz todo lo que quisimos, lo mejor que pudimos. Por cierto, en ´nuestras instituciones´ conocimos también arbitrariedades y ´zonas grises´, tal vez constitutivas de ese marco ideológico de izquierda filo comunista a rajatabla. En cualquier caso, era muy fuerte ver allí el inmenso cuadro del rostro de nuestro zeide, colgado al lado del retrato del mismísimo Itzjok Leibusz Peretz (¡esas dos geniales micrografías creadas por Guedale Tenembaum!).
Y salimos deportistas y educadorxs, primero en el Peretz y en el universo icufista, y luego en donde nos tocó o donde elegimos estar. Al principio “en formación”, luego profesionales y formadorxs, descubriendo e incorporando lo proveniente de otras fuentes y tradiciones. Portando con orgullo –adentro y afuera- la condición de herederos y hacedores, procurando honrar y enriquecer la historia sin el sentimiento de andar cargando con deuda ni obligación alguna.
Para finalizar, compartimos tres “postales”, de tres tiempos diferentes de nosotrxs, lxs tres nietxs.
Javier, rememora 1973, un año intenso.
Como delegado del Joven Club del Peretz, formé parte de la Coordinadora Juvenil del ICUF, y como tal fui invitado a hablar en el acto por los 30 años del Levantamiento del Gueto de Varsovia. La experiencia y las emociones de esa mañana están todavía tan vivas y frescas como entonces. Fue muy fuerte para un jovencito de 17 años saludar ´detrás de bambalinas´ en el escenario nada menos que a Agustín Tosco, invitado especial a aquel acto y con quien compartí esa tribuna. En el mes de junio de ese mismo año, tuve también la responsabilidad de pronunciar unas palabras, en nombre de lxs jóvenes, en el funeral de Sansón Drucaroff. Y unos meses después, junto a José Shargorovski (del A.C.I.C.-Córdoba), integré -como representante del ICUF- la delegación argentina al X Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes realizado en Berlín Oriental (República Democrática Alemana).
Waldo recuerda que en el año 2001, ya deportista consagrado y medallista olímpico, fue convocado a formar parte de una muestra de Deportistas judíos de Argentina organizada por el Museo Judío del Templo Libertad. Allí expuso fotos, camisetas y trofeos, acompañados de un texto que decía: “El judaísmo como raíz, como referencia cultural, como trayectoria dentro del movimiento judeo progresista argentino ICUF.
El judaísmo, en mi caso, nunca como religión, como sionismo, como tradicionalismo, como identidad totalizadora ni como mirada excluyente. En la institución I.L.Peretz de Villa Lynch aprendí -entre otras tantas cosas- a jugar al volley y a ser deportista, ´sudando la camiseta´ junto a amigos judíos y no judíos. Mezclados, así en la cancha como en la vida. Una opción clara, una ideología”. Para entonces, su hija mayor, Bahía, ya adoraba los eneros en Zumerland mientras que Candela, su hija menor, quería crecer rápido para poder ir también ella a la colonia. Y allí fue, en cuanto pudo, hasta que ´recibió el pañuelo´ del Seminario 2013.
Debora elige una escena del año 2015.
Ya hacía tiempo que el Peretz no era lo que había sido… pero iba asomando su recuperación y reconversión, y entre tristezas y alegrías nos despedíamos de él de mil maneras. Aun así, o precisamente por eso, al cumplirse el 75 aniversario de su fundación, hubo reunión y hubo “festejo”. Tal vez en razón de su trayectoria como educadora en las instituciones y en los campamentos del ICUF, Debora fue invitada a dar allí un breve saludo, y entonces leyó: “Patios para aprender a caminar la vida. Aros para embocar los sueños. Escenarios para ensayarnos. Aulas para pelear las ideas y merendar canciones. Grandes y chicos honrando la vida. Guardapolvos llenos de sonrisas de lererques. La transmisión como abrazo. El idish en el aire y en el alma, para recordar de dónde y por qué. Amigos cómplices en la aventura de explorar el tiempo. Vaqueros gastados a fuerza de adolescencia. El respeto más sublime, y el doloroso descubrimiento de cierto sectarismo. Carpetas y reuniones para estrenar, feliz, el oficio de educar. El Peretz, de la mano del ICUF y de Zumerland: la más clara expresión del amor en clave de causa política y educativa. Por el legado de mi zeide fundador, por la unión de mis padres allí y por todas mis reuniones de padres allí, por ´el cielo de mi niñez´ con mis hermanos siempre cerca, por el primer títere y por gueshijte , por la mancha pelota y mi primera planificación, por todos los que me enseñaron y todos los que me aprendieron entre Monteagudo y Rodriguez Peña: yo no tengo biografía sin el Peretz de Villa Lynch.
… Algunas resonancias y recuerdos puestos en palabras, a modo de homenaje al zeide Wolf, a todxs aquellxs gigantes y a quienes tomaron la posta. Y en reconocimiento al CeDoB Pinie Katz, que lxs pone en valor.
Javier, Debora y Waldo Kantor
Agosto, 2021
[divider scroll_]
[1] Javer, en idish: compañero.
[2] Ceremonia de homenaje propia de la tradición judía que consiste en levantar un monumento sobre la tumba del fallecido, por lo general, al cumplirse el primer aniversario de la muerte.
[3] Einikl, en idish: nietito.
LINDAS HISTORIAS……YO ESTUVE EN LOS AÑOS 1951 AL 1954