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Paula Ansaldo

Paula Ansaldo

“Entre todo el colectivo llevamos la piedra como se lleva a una novia al altar. Dejamos caer el ladrillo y lo mojamos con ardientes lágrimas”. Con estas palabras Jordana Fain, gran actriz judeo-argentina e integrante emblemática del IFT, relata en la revista Nai Teater (N. ° 20, enero de 1947) la colocación de la piedra fundamental para la construcción del edificio del teatro, el 3 de noviembre de 1946. Un año atrás se había comprado el terreno en la calle Boulogne Sur Mer gracias al dinero reunido por una importante campaña de recaudación de fondos llevada adelante por los socios y amigos de la institución. Este hito convertía al IFT en la primera compañía teatral judía y en el primer teatro independiente de Buenos Aires en poseer una sala propia. La gloriosa construcción era en este sentido, la culminación de los esfuerzos de dos décadas, y expresaba el enorme reconocimiento artístico que el IFT tenía dentro de la colectividad judía y en el ambiente cultural de la época.
El IFT (Idisher Folks Teater – Teatro Popular Judío) había sido fundado en 1932 con el nombre de IDRAMST (Idishe Dramatishe Studye – Estudio Dramático Judío), en la cocina de la casa de Jacobo Gleyzer y Sara Aijenboim, por integrantes de los círculos dramáticos que funcionaban por entonces en los clubes obreros judíos. Los integrantes del futuro Teatro IFT buscaban crear un teatro-escuela donde una nueva generación de artistas pudiera formarse y donde un nuevo tipo de obras, de mayor calidad artística y de contenido social, fuesen llevadas a escena. Expresaban así su rechazo el teatro mercantilizado, al que creían responsable de empobrecer y adormecer las mentes de los espectadores, y abogaban por un teatro hecho por y para los obreros judíos, que pudiera satisfacer las necesidades de un público estrictamente popular.

Colocación de la piedra fundamental del Teatro IFT

Colocación de la piedra fundamental del Teatro IFT

Veinte años después de su mítica fundación, el IFT inauguraba su sala propia el 15 de octubre de 1952 con el estreno de la obra In shturem/En la tormenta de Sholem Aleijem, bajo la dirección de David Licht. En esta función se usaba por primera vez el escenario giratorio (uno de los pocos que existían por entonces en la Argentina), un sorprendente recurso escenográfico al que los espectadores de esa primera representación reaccionaron con gritos y aplausos. De esta forma, con su moderno e imponente edificio y sus puestas en escena innovadoras, el IFT demostraba aquello que señalaba en todos sus comunicados y publicaciones: “La esencia de la cultura de un pueblo se expresa en sus fuerzas artísticas creadoras”, y se afirmaba en el campo cultural de Buenos Aires como una institución próspera y sólida.
El IFT es en la actualidad uno de los pocos teatros independientes que aún preserva la ubicación original de su sala propia. Es además el único teatro que formó parte del circuito teatral en ídish de Buenos Aires, que aún sigue en pie. En este sentido, el edificio del IFT da testimonio de un época dorada tanto del teatro en ídish como del Movimiento de Teatros Independientes. En sus paredes todavía se leen las frases que constituyeron la base de su identidad artística: “Teater, a shul far dervaksene”, la cita de I. L. Peretz que sostiene que el teatro es “escuela para adultos”, y que dan cuenta de una manera de entender el teatro y el arte que contribuyó a darle forma a la cultura argentina, y cuyas huellas pueden verse hasta hoy.
En los próximos números del Boletín recorreremos los hitos fundamentales de la vida del IFT, sus obras emblemáticas, los estrenos que más resonancia tuvieron dentro del campo teatral de Buenos Aires, las trayectorias de sus integrantes. Recordar su historia nos permitirá tomar dimensión de la importancia que este teatro tuvo para la cultura judía, y sobre todo para la cultura Argentina, y de lo fundamental que resulta por tanto, preservarla y difundirla.