Nota Pública

Moshe Rosen, Meier Kot, Guitl Kaniutsky, Simon Gordon, Raquel Malaj, Benito Zak y Simon Grushka son solo algunos nombres de los muchos trabajadores judíos que dieron vida, carnadura y densidad al movimiento obrero argentino. Eran tejedores, obreros rurales, actores, carpinteros, maestros, mercantiles, herreros, periodistas. Desde sus particularidades e identidades culturales, contribuyeron a fundar, organizar y fortalecer sindicatos y gremios como herramienta colectiva, alternativa superadora de la soledad ante las patronales.

La fortaleza de los trabajadores reside en la unidad y no en la dispersión. Precarización y flexibilización laborales significan empeoramiento del mundo del trabajo; individualismo representa debilidad, especialmente en sociedades donde sobra trabajo pero faltan empleos.

Ellos, como tantos otros millones de trabajadores de todos los orígenes (nativos, inmigrantes), con su esfuerzo, crearon y crean diariamente la riqueza nacional de la que todos desfrutamos. Su trabajo es el germen, la raíz de todo lo que existe. Lo mucho o poco que tenemos es fruto de su energía física, de su creatividad, de su voluntad moral.

La Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina — Idisher Cultur Farband (ICUF Argentina) saluda a todos los trabajadores y trabajadoras en su día. En este 1º de Mayo, DÍA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES, recordamos a todos y a cada uno de ellos. Su legado de lucha por mejorar las condiciones de vida y laborales y por construir un mundo justo, libre, democrático y sin opresiones sigue vigente.

MARCHA DE LOS SIN TRABAJO

Un, dos, tres cuatro,

marchamos, sin trabajo,

ninguno se acuerda ya,

de cómo suena la herramienta

mientras las máquinas, sin vida,

en la fábrica se oxidan.

Y nosotros a pasear,

como ricos: sin laburar

Un, dos, tres cuatro,

marchamos, sin trabajo,

sin ropa y sin hogar,

no nos da para el alquiler

y el que puede hincar el diente

tiene que compartirlo con veinte

Un, dos, tres, cuatro,

marchamos, sin trabajo,

años dejándonos la piel

trabajando más y más

en tierras, casas, factorías

en beneficio de una minoría

¿todo esto a cambio de qué?

Hambre y paro y nada más.

Un, dos, tres, cuatro,

marchamos así, al compás,

paso a paso y al son

cantando nuestra canción

de una nueva sociedad,

donde paro ya no hay más

con justicia e igualdad

un país en libertad.

(Poema escrito por Mordje Guebirtig (1877/1942) en la década de 1940. Era carpintero en Cracovia).

Marcelo Horestein Presidente

Isaac Rapaport Secretario General