La situación en Gaza representa una tragedia desesperante.
A la vez que repudiamos enérgicamente el ataque terrorista de Hamás del 7 de octubre en el sur de Israel, vemos como este acto es utilizado por el gobierno israelí para justificar lo que ya es un genocidio sobre la población gazatí, con más de 32 mil muertes, con una importante cantidad de mujeres y niños entre las víctimas. El ataque bélico sobre Gaza no solo implica muerte: es insostenible la crisis humanitaria de los sobrevivientes desplazados que no pueden acceder a la satisfacción mínima de sus necesidades vitales.
Desde el ICUF y sus instituciones adheridas, exigimos a las autoridades israelíes la apertura de un corredor humanitario que permita la llegada de alimentos, agua y medicamentos para las personas refugiadas, y reclamamos y exhortamos a las autoridades de Hamás por la liberación urgente de las personas secuestradas, especialmente por los niños/niñas y mujeres.
La resolución que exige el alto el fuego por parte del Consejo de Seguridad de la ONU -en una votación en la que EE. UU. se abstuvo- es una muestra del sentir de la humanidad. Es un pedido que busca terminar con metodologías de muerte y que expone la urgente necesidad de entablar negociaciones diplomáticas para solucionar esta verdadera tragedia para ambos pueblos: el palestino y el israelí. Esta resolución debe aplicarse inmediatamente y se debe trabajar por la paz permanente. El belicismo conduce a una espiral creciente de odios, violencias y muertes que atenta contra la esperanza de vivir dignamente y sin temor.
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