Buenos Aires, 2 de febrero de 2018
El parlamento polaco acaba de aprobar un proyecto de ley que prohíbe cualquier mención que sostenga que el estado polaco participó en crímenes cometidos durante el genocidio nazi. Solo falta la firma del Presidente de Polonia para que la resolución entre en vigor.
Es de dominio público que integrantes de organizaciones políticas de diversa orientación manifestaron su preocupación por la terrible situación de los judíos polacos y colaboraron de diferentes modos para mejorar su condición.
Algunos lo hicieron a través de documentos, otros contribuyeron facilitando huídas, proveyendo suministros, aportando armas y explosivos, informando a la población lo que sucedía en los guetos, campos de exterminio y bosques.
Es sabido, asimismo, que numerosos civiles, por iniciativa propia, ayudaron a los judíos perseguidos a salvarse, ya sea ocultándolos, alimentándolos, trasladándolos a sitios seguros. Un caso paradigmático es el de Irena Sendler y su esposo Mieczysław, quienes rescataron a muchos niños judíos del gueto de Varsovia (se cree que fueron unos 2500), asegurándoles la sobrevivencia. Recuérdese también el caso del convento de las hermanas de la Inmaculada Concepción. Allí fueron hallados judíos ocultos y esto provocó la tortura y ejecución de las religiosas Bogumila Noiszewska (María Ewa) y Kazimiera Wolowska (María Marta), fusiladas en Slonim en 1942.
Sin embargo, no se debe ignorar que hubo otros sectores de la población polaca que no solo fueron indiferentes a la suerte corrida por los judíos –muchos de ellos, habían sido sus vecinos o compañeros de estudio, trabajo-, sino que hubo una corriente colaboracionista con los hitlerianos participando activamente de las persecuciones, arrestos, saqueos, masacres y otras acciones de ese tipo. Es de público conocimiento que hubo muchas unidades militares compuestas por polacos que actuaron como apoyo, en la logística, en la represión y en el frente de batalla y también como cuerpo de policía. En todos esos casos, lo característico era el ensañamiento con los judíos.
La conducta miserable de algunos sectores se manifestó inclusive tras la terminación de la guerra. Son notorios los casos ocurridos cuando los judíos que habían sobrevivido a los horrores regresaban a sus lugares de origen. Al llegar a sus hogares de preguerra, los hallaron ocupados por polacos que, con diferentes argucias, se negaron a devolver las propiedades y les impidieron la entrada.
No sería justo estigmatizar a todo el pueblo polaco, pero en aras de la memoria, de la verdad, de la justicia, es imprescindible señalar a quienes se prestaron –muchos voluntariamente- a ser parte del genocidio contra los judíos.
El ICUF (Idisher Cultur Farband) considera que la decisión tomada por los legisladores polacos en nada contribuye a la lucha contra el racismo, la discriminación, la xenofobia. Más bien parece un aporte al negacionismo del genocidio contra el pueblo judío. Por ello expresa su malestar por esta medida y solicita a las autoridades del gobierno de Polonia la revisión de la misma.
MARCELO HORESTEIN, Presidente
ISAAC RAPAPORT, Secretario General
Deja tu comentario