El cruce de bombas de uno a otro lado en la frontera entre Gaza e Israel no presagia nada bueno.

Seguramente hay responsabilidad compartida entre los halcones de ambos bandos, militaristas y fundamentalistas que creen que solamente con más violencia, con más guerra se solucionará este cruel diferendo que separa a los pueblos israelí y palestino.

¿Cuándo se logrará la paz?

Durante más de medio siglo se ha visto que la respuesta a esa pregunta no es por medio de las armas, de las bombas, de las represalias, de las expediciones punitivas, de los atentados.

La respuesta es que exista voluntad política genuina de acercamiento y de alcanzar ese objetivo. La salida es política, más política.

Mientras las dirigencias políticas no asuman un compromiso verdadero de construir la paz, seguirán estas escaladas bélicas y seguirá siendo la población civil la que corra riesgos, la que pague las tremendas consecuencias en muertes y destrucción.

Lo único revolucionario en Medio Oriente es la paz, una paz que se asiente en el reconocimiento mutuo a la existencia digna y en que cada uno de los pueblos merece vivir dignamente, en su Estado, soberano, libre, autónomo y democrático.

 

        Comisión ACIZ                      Comisión ASA                        Comisión ICUF