El 8 de setiembre se conmemora el Día del Agricultor, recordando que en esa fecha de 1856 se fundó Esperanza (provincia de Santa Fe), la primer colonia agrícola organizada del país. En 1944 el decreto Nº 23.317 del gobierno nacional instituyó este día, ya que señala un punto de partido significativo en el desarrollo agrícola argentino.
En el escudo municipal de Esperanza un lema poderoso –todo un programa en sí mismo- encabeza su contenido: “Subdivisión de la tierra”, haciendo indudable referencia a que el latifundio no es lo beneficioso, sino todo lo contrario, perjudicial.
Está demostrado lo pernicioso para la producción y para el posterior consumo que es el latifundio; grandes extensiones permanecen improductivas con el solo objeto de valorizar las que están en producción. Si todas esas tierras fueran trabajadas, habría muchos mas alimentos –granos, carnes, lácteos, hortalizas, frutales- y consecuentemente bajarían los precios en el mercado interno para el abastecimiento local y se generarían mayores saldos exportables, con el consiguiente ingreso de divisas. Ello redundaría tambien en el mejoramiento de la vida cotidiana del pueblo, al disponer de mas y mejores comestibles diariamente. Por otra parte, sería un elemento de generación genuina de empleos, especialmente destinado a los jóvenes de las zonas rurales, que hoy se ven obligados a emigrar en busca de alguna perspectiva y poblando los márgenes urbanos en paupérrimas condiciones, originando cordones de miseria y dolor, plenos de degradación y vergüenza, carentes de cualquier elemento de dignidad (agua potable, asfalto, urbanización, salud, transporte, servicios cloacales, iluminación, escolaridad, seguridad).
En definitiva, la pequeña propiedad rural es un factor de dinamización de la vida campesina en sus aspectos mas generales, y aun aporte serio a la vida general del país.
Cuando las entidades agrarias patronales bastardean el sentido profundo de aquel hecho tan importante, recordamos por un lado el espíritu de la utopía sarmientina diciendo “les prometo hacer cien Chivilcoy en los seis años de mi gobierno, con tierra para cada padre de familia, con escuelas para sus hijos” y por otro a los cooperativistas de las colonias judías de Moisés Ville, Domínguez, Basavilbaso, Rivera, Carlos Casares y otras levantando de la nada entidades poderosas con un franco sentido de solidaridad y comunión de esfuerzos.
Sr. Marcelo Horestein | Secretario
Prof. Daniel Silber | Presidente
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