El 31 de Julio de 1986 falleció a los 86 años en Fujisawa, Japón, Chiune Sugihara. El ex diplomático japonés fue asignado a la legación diplomática de Kaunas, Lituania, donde llegó con su familia en agosto de 1939. Poco después, los nazis invadieron Polonia, lo que llevó a que miles de judíos polacos huyeran hacia ese país.

Dado que Japón había asumido una postura neutral en relación a la situación de los judíos, los candidatos a obtener la visa debían cumplir una serie de requisitos y tener fondos.
Aunque la gran mayoría de los refugiados no cumplían esas condiciones, y con unas vagas instrucciones: cualquier persona que recibiera un visado debía tenerlo hacia un tercer destino para salir de Japón, sin excepciones, o sea que la isla sería sólo un destino de paso para un tercer país indeterminado, algo que complicaba aún más la huida de los refugiados, ya que implicaba que otro país se involucrara directamente en el asunto.
 En un mes de 1940 emitió las suficientes visas de tránsito para permitir que varios miles de judíos (algunos dicen 6.000, otros 10.000) escaparan de la Europa ocupada por los nazis. El consultado de Lituania cerró y, más tarde, su actividad diplomática continuó en otros sitios hasta que renunció en 1946.
 Muchos años después, en 1985, Sugihara fue nombrado como Justo entre las Naciones, una distinción que otorga el gobierno de Israel a personas no judías que protegieron a su comunidad durante el transcurso de las matanzas en la Segunda Guerra Mundial.
 Sugihara nunca se vanaglorió de lo que hizo por el pueblo judío. Él mismo dijo, tras preguntarle por qué salvó a toda aquella gente, arriesgando su propia vida y la de su familia: «Lo hice simplemente porque me compadecía de esa gente. Ellos querían salir, y yo les proporcioné los visados».
 Otra de las personas que protegieron y salvaron judíos durante la Segunda Guerra Mundial fue Jan Zwartendijk, quien extendió miles de visas finales de Curazao en Kaunas, Lituania, con las que acudían a Sugihara, quien, aún a sabiendas de lo endeble que era esa documentación, emitió los documentos que permitían a los refugiados trasladarse más o menos seguramente –a través de la Unión Soviética, ya que Suecia no admitía a nadie– hasta Japón.
 Zwartendijk era un hombre de negocios a quien el embajador holandés Decker había pedido que reemplazara a un simpatizante nazi. Los esfuerzos combinados de estas dos personas (Sugihara y Zwartendijk) duraron menos de tres semanas. La importancia de este rescate se destacó en octubre de 1940, cuando Himmler publicó una orden que prohibía la emigración de judíos de la parte nazi ocupada de Polonia.
 Lo hizo con el argumento de que la inmigración judía a países neutrales como Estados Unidos ya estaba restringida y que si los judíos polacos («Ostjuden») obtenían visas de inmigración, habría menos visas disponibles para los judíos alemanes. En agosto de 1941, Zwartendijk volvió con su familia a la Holanda ocupada por los nazis, donde continuó como ejecutivo de Phillips. En 1997 fue nombrado como uno de los Justos entre las Naciones. Jan Zwartendijk, el guardián que supo abrir las puertas hacia la salvación, había nacido el 29 de julio de 1896 y falleció en 1976.