Así amaneció el cruce de Estado de Israel y Palestina en CABA. A lo largo de la senda peatonal pueden leerse los nombres de las mujeres secuestradas en el brutal atentado del 7/10 en las inmediaciones de la frontera Gaza-Israel. «Si no incluye a las mujeres judías, NO es FEMINISMO, es ANTISEMITISMO», versa el cartel.

Es de notar lo peligrosa que es esta construcción de sentido. 

En primer lugar: utilizan el término “judías” cuando deberían referirse a “israelíes”; en segundo lugar: es evidente que el secuestro de estas mujeres y niñas no se ha dado por su condición femenina, sino que ha sido una acción violenta contra todas las personas que allí estaban, incluso gente no israelí. 

Es de terror lo que pasó, terrible, condenable, y nos llena de dolor y angustia. Por supuesto que nos sumamos a los gritos desesperados de quienes las están esperando. Y sin embargo vemos también urgente gritar por las mujeres y niñas palestinas que mueren todos los días en manos de un conflicto que parece no tener fin, y que de ambos lados de la frontera se plantea como un hecho necesario, cuando lo necesario es en realidad es que deje de morir gente. 

Por último, desde el feminismo exclusivamente, es urgente mencionar lo cercenados que son los derechos de las mujeres y las niñas en el “mundo musulmán”. A su vez, también lo son en Israel, en Argentina y en cualquier país que se precie de pertenecer al “mundo occidental”, porque existen disparidades de género, femicidios, violencia machista, y tantas otras cosas que no distinguen clase, raza o continente.

Bregamos por un feminismo que debe abarcar las distintas realidades, tanto de las mujeres israelíes secuestradas como de las palestinas que están solas en los campos de refugiados o llorando a sus familiares muertos. El planteo es difícil de desmenuzar, dado lo complicado de entender por qué asumen que el feminismo no incluye a las judías. 

Lo que nos preguntamos es si estas feministas judías incluyen en su forma de ejercer el feminismo a las palestinas, a las sirias, a todas las otras mujeres que también son rehenes de un sistema patriarcal, machista, y sobre todo, muy violento. Como nos ilustraron en años anteriores las compañeras chilenas, el Estado es el macho opresor. Aquí aplica, tanto para el Estado de Israel como para el gobierno que ejerce Hamás. 

Las vidas de las mujeres valen todas por igual, y cuando decimos “Ni una menos” es que ninguna mujer desaparezca, sea violada, sea maltratada o asesinada. Ninguna es todas, no importa dónde haya nacido. Defender a las mujeres, niñas y disidencias en este contexto es ejercer el feminismo en favor de la paz.


La Comisión de Género del @icuf_arg y la Comisión de Perspectivas de Géneros del @llamamiento.ar decimos: las vidas de las mujeres valen todas por igual.
Defender a las mujeres, niñas y disidencias en este contexto es ejercer el feminismo en favor de la paz.