El 19 de abril de 1943 se inició la batalla del Ghetto de Varsovia; su eco resonó en todo el mundo. Fue un ejemplo, momento señal para que estallaran revueltas en otros ghettos y en algunos campos de exterminio. A pesar de la enorme diferencia de potencial bélico, los heroicos combatientes del Ghetto resistieron y dieron fiera pelea a los nazis.

Esos judíos rebeldes del Ghetto nos legaron varios ejemplos. Murieron para que nosotros sobrevivamos y seamos libres, estando seguros de que solo la más amplia y profunda democracia, el respeto a las personas, la fraternidad son garantía de una existencia digna.  Unidad antifascista y generosidad política son herramientas poderosas para enfrentar al enemigo. Comunistas, socialistas, bundistas, sionistas socialistas y otras corrientes, con un penetrante sentido unitario y liberador, dieron vida al «Bloque Antifascista», del que luego surgió la Organización Judía de Combate, cuyo jefe era Mordejai Aniclewicz, un joven de la izquierda sionista, acompañado por el comunista Josef Lewartovsky y el bundista Marek Edelman, entre otros.

Al poderoso ejército alemán le tomó mas de un mes, día tras día, terminar con esos judíos –“Untermenschen” (subhumanos, según los nazis)-,  hombres y mujeres, jóvenes y no tan jóvenes, con el pecho y las manos casi desnudas. Ellos libraban una lucha que la soldadesca nazi desconocía: luchaban por la esperanza, pero no sin esperanza; fueron capaces de mostrar que nunca hay que rendirse, incluso a costa de la vida, cuando están en juego la libertad y la condición humana.

Recordamos no solo el aniquilamiento de las juderías europeas, sino básicamente su resistencia y heroísmo. La memoria es una mezcla compleja, multisignificativa, basada en la recordación de los campos de la muerte y la solución final, pero al mismo tiempo, como sucede a menudo en las celebraciones judías, en la bravura de la revuelta; significa reflexionar sobre la dualidad de la tragedia: el interminable abismo de dolor y horror, donde queda solo la posibilidad del silencio, y también esa otra dimensión humana de lo terriblemente grandioso de la entereza de la rebelión, dadas las condiciones históricas concretas. Por eso no hablamos del Holocausto, no señalamos solo la Shoá, sino que reivindicamos el Levantamiento, la Resistencia. Hay que combatir el olvido y multiplicar la memoria; vivir es recordar y para eso hay que darle voz a los que no la tienen. Esa es nuestra voz. No desde la lagrima, no desde el silencio, no desde el dolor. Desde la potencia de un quehacer que conjuga pasado – presente – futuro en la certeza de un tiempo de dignidad, sin exclusiones de ningún tipo.

Tristemente, la ideología de los verdugos, de los genocidas, lejos de ser erradicada, se manifiesta hoy entre nosotros. Fascismo, autoritarismo, intolerancia, xenofobia, belicismo, negacionismo, racismo y otros “ismos” execrables están presentes. Hubo en el s.XX (hay en el s.XXI) otros genocidios por la sola razón de ser: armenios, tutsis, gitanos.

La guerra o la paz no son temas menores.

La paz es fuente de vida, de convivencia, de justicia. Es incesante la lucha que debemos sostener en favor de la paz, pero no habrá paz mientras los derechos humanos sean violados en algún lugar del mundo.  No la paz de los cementerios, sino la paz compleja y caótica de la vida en construcción.

Los combatientes del Ghetto de Varsovia enarbolaron las banderas de “Por nuestra y vuestra libertad”, “No olvidar, no perdonar jamás”, “Nunca Mas”.

El ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina) hace suya esa convocatoria – escrita con su sangre- que nos compromete seria y firmemente a una vigilancia que no pierde vigencia, permanente; presente y futura. Como siempre, más que nunca, debemos estar alertas. Así somos fieles a los que han dado lo mejor de sí en respeto de la dignidad de toda la Humanidad.

  • Contra la guerra. Por la paz
  • Contra cualquier forma de racismo, discriminación, xenofobia
  • Contra el fascismo
  • Por democracias amplias, profundas, participativas, solidarias.

Sr. Marcelo Horestein | Secretario
Prof. Daniel Silber | Presidente