Nota Pública

24marzoTenemos una responsabilidad ética y política para dar a conocer, recordar y transmitir la memoria democrática. Una memoria inclusiva, de toda la población para toda la población. Una memoria completa, de hombres, de mujeres. Porque, la memoria tiene que ser un instrumento útil para hacer una reflexión sobre los sufrimientos injustos, para evitar que se repita. La memoria no es un icono solo para evocar; es una herramienta para luchar por las transformaciones.

La memoria histórica remueve las bases de esta democracia de baja intensidad, porque ella –esta democracia– tiene muchas carencias por no afrontar su pasado. Además choca directamente contra ciertos acuerdos políticos interesados en borrar el pasado y hacernos creer –hacer creer a las generaciones venideras–, que aquí nada pasó.

La memoria histórica y los derechos humanos suelen ser incómodos para el poder. Desde que esta administración llegó gobierno se vienen tomando muchas medidas que van vaciando el contenido del trabajo por la vigencia irrestricta de los derechos humanos, las libertades cívicas y el estado de derecho: se desatiende a las víctimas, se des-financian políticas de DDHH, se buscan artilugios para atenuar las penas a los genocidas, no se aplica la justicia a quiénes la siguen maltratando, el aparato judicial –salvo honrosas excepciones-se pone al servicio de los privilegiados…

El poder quiere que seamos amnésicos. Eso se puede ver en el día a día con la herencia recibida de podredumbre, impunidad para los nostálgicos de la picana, manipulación obscena de la Justicia…

La memoria histórica no es solo un asunto de justicia del pasado. Tiene mucho que ver con el presente y el futuro. La memoria es un puente que nos posibilita caminar erguidos, sin pagar ninguna deuda. Y allí es donde entran la Verdad y la Justicia

La lucha por los Derechos Humanos, por otra parte, no es algo del pasado exclusivamente; aunque el pasado nos haya marcado “a fuego”, la necesaria reivindicación de la justicia se vuelva indispensable para poder caminar.

Teodoro Adorno se preguntaba “¿qué significa elaborar el pasado?”. Parte de una expresión que, como lema, se ha vuelto muy sospechosa en los últimos años. En este uso lingüístico perverso, elaborar el pasado no quiere decir que se lo reelabore seriamente, no significa que se olvide con clara conciencia lo atroz de lo sucedido a los pueblos. Lo que muchos sectores pretenden es mas bien poner un punto final y, si es posible, hasta borrarlo del recuerdo y de la conciencia social. Aspiran al gesto de olvidar y perdonarlo todo, el que correspondería a quienes han sufrido una injusticia, pero que es practicado en cambio por los partidarios de quienes la cometieron y es el camino a la impunidad.

Muchas leyes o propuestas de “amnistía”, leyes de “perdón”, pasos para una “necesaria reconciliación” no son sino un muro puesto delante de nuestros ojos que impide mirar el pasado y al presente de frente, y por lo tanto, son obstáculos para caminar con libertad hacia el futuro. Los mártires, los asesinados, los torturados, los desaparecidos,todas las víctimas en general pretenden ser silenciados de esa manera, negándoseles el reconocimiento como tales, de modo de crear una memoria “desmemoriada”.

La memoria subversiva de nuestros 30000 hermanos y de los que seguimos sus huellas sigue siendo un desafío y un compromiso.

Lamentablemente, en el actual contexto nacional y de America Latina, los Derechos Humanos no están en las agendas de muchos países; las realidades presentes exigen que en las luchas por los Derechos Humanos no bajemos los brazos, no arriemos sus banderas, no resignemos los principios y no olvidemos los mojones que hemos ido construyendo.

Rescatar la memoria y buscar la verdad significa un peligro para los dueños del poder porque se deslegitima su versión de la historia –la historia oficial del liberalismo-, y permite que se conozcan los horrores que se cometieron durante la dictadura cívico – militar – eclesiástica que se enseñoreó en nuestro país entre 1976 y 1983.

La memoria histórica posibilita recorrer caminos de justicia y comprender de forma más objetiva el pasado.

La memoria histórica se convierte en un compromiso de desterrar el olvido, de transmitir a los jóvenes y a futuras generaciones lo que sucedió, para evitar que se vuelva a repetir convirtiéndose en la conciencia de nuestra sociedad. La memoria permite contar lo que ocurrió, posibilitar sanar las heridas de un pasado, construye nuestra identidad pero sobre todo, puede marcar el rumbo de nuestro futuro.

Depende de nosotros como país, como sociedad, como pueblo asumir la memoria como lo que debe ser: un proceso de liberación y construcción de un futuro común para que la memoria no sea el agrio recuerdo de los violentos que nos mantienen en el temor.

Somos lo que somos porque fuimos. Somos consecuentes y coherentes con nuestro patrimonio cultural, ético, político e histórico de defender las conquistas democráticas y trabajar por su ampliación, ensanchamiento y profundización. Mas y mejores derechos para todos, sin exclusiones.

Este nuevo 24 de marzo , desde el ICUF,, recordamos a nuestros hermanos que no están, a los que el terrorismo de estado se llevó. Y lo hacemos llorando sobre sus ausencias, pero levantando bien alto sus presencias en cuanto a los desafíos que debemos superar: construir una Nación democrática, liberada, justa, inclusiva, independiente en la que todos y cada uno tengamos un sitio digno. Convocamos a participar activamente para hacer visible el reclamo de Memoria,Verdad y Justicia

Marcelo Horestein, Presidente

Isaac Rapaport, Secretario General

Buenos Aires, 24 de Marzo de 2019