La Patagonia, por distintos motivos, está completamente militarizada. En la región de Comodoro Rivadavia, los marines de los Estados Unidos y los militares de Rusia, Gran Bretaña y otros países buscan al submarino perdido en el mar Atlántico. En la comarca de Bariloche, por su lado, los efectivos de Gendarmería Nacional y Prefectura Naval Argentina se encuentran a la caza de los integrantes de la comunidad mapuche, la que protesta por el quite de tierras y agua, que hacen a su sustento diario, a cambio de favores a poderosos empresarios multimillonarios provenientes del extranjero. En el reclamo de esos territorios hay, parece, muchos intereses encontrados.
El desproporcionado despliegue policial tiene relación con que se abandone la justa causa de lucha (incluyendo muertes, encarcelaciones, judicializaciones y otras acciones abusivas). Y, sin embargo, queda claro que las comunidades nunca dejarán de cesar en su lucha y sus reivindicaciones: la sangre que se derrama es muy valiosa y ya nunca se podrá retroceder en ese reclamo. La vida no tiene precio, lo mismo que la tierra, ancestral, que representa para ellos.
La Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina – Idisher Cultur Farband (ICUF Argentina), por todo esto, quiere expresar su preocupación por estos hechos, trágicos, como la muerte de dos militantes en los últimos meses –primero Santiago Maldonado, ahora Rafael Nahuel, de 22 años, tras una represión ilegal, fuera de protocolo, en un operativo de desalojo donde se utilizaron balas de plomo– y expresar su consternación, especialmente, en lo referido a los pueblos originarios. Los mapuches viven en lo que, hoy, es el territorio de nuestra Patria, desde mucho antes que quienes proclaman ahora su nacionalidad, cuando en realidad son solo de tercera o cuarta generación.
La extranjerización es un recurso que se utilizó a lo largo de la Historia para estigmatizar y segregar –y que, sin duda alguna– contribuyó a descalificar a los oponentes, en lo que fueron los capítulos más oscuros que haya vivido la Humanidad. Los pueblos originarios son víctima de una persecución que amenaza con ser sistemática y sistémica: ya no solo padecen la marginación, la segregación, el desempleo, el trabajo precario y/o poco calificado, la subocupación, los bajos salarios, el empuje hacia la pobreza, sino que también son acosados cuando reclaman por sus derechos.
Nos solidarizamos con las comunidades represaliadas y con los familiares, amigos, comuneros y compañeros de las personas fallecidas. Repudiamos la coerción brutal que viene ejerciendo el Estado (nacional y provincial) con sus fuerzas represivas: por todo esto convocamos a todas las fuerzas y organizaciones sociales, políticas, culturales a demandar la vigencia plena del Estado de Derecho y de las libertades cívicas –estipuladas en nuestra Constitución Nacional– como manera de preservar la democracia y evitar el tránsito hacia otros regímenes que, amparándose en la legalidad republicana, transgredan los límites de esta.
Marcelo Horestein Presidente
Isaac Rapaport Secretario General
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