Se cumplen 75 años de aquel 5 de Agosto de 1942, en que el maestro Janusz Korczak, y su ayudante Stefania Vilchisnka, entre otros educadores, marcharon a la cabeza de doscientos chicas y chicos del orfanato de la calle Krochmalna, en el ghetto de Varsovia, hacia el tren que los llevó a las cámaras de gas de Treblinka.
Como pedagogo, Korczak había realizado en Polonia una tarea monumental y gozaba de un reconocido prestigio en toda Europa. Era un innovador, un constructor que se ocultaba detrás de una genuina humildad, un enorme tesón y una gran fortaleza. Desde su orfanato –fundado en 1912– siempre, luchó por los derechos de los niños.
Los códigos de convivencia, los campamentos, la vida al aire libre, la combinación de trabajo intelectual y manual, co-responsabilidades –cuestiones adelantadas para la época– fueron algunas de las novedades de la lógica korczakiana.
El maestro publicó más de veinte libros y cerca de mil cuatrocientos textos periodísticos. En su recorrido como médico, educador, escritor y docente desarrolló una concepción pedagógica que sostenía que el niño tiene derechos inalienables y que éstos son inherentes a su ser.
Su pensamiento permitía ver a los niños como seres humanos con derechos absolutos: el amor, el respeto, el vivir su presente, el derecho a errar, a equivocarse, a opinar y a criticar, a mantener sus secretos.
Su concepción de la educación se basaba en que los niños no debían sufrir castigos y que había que librarlos de normas disciplinarias extremas. Esto es, vivir en libertad: no se podía educar a un niño contra su voluntad, si él no disfrutaba de lo que hacía. Sabía que los niños no eran ángeles, y que había que tratarlos con seriedad y respeto. Por eso, promovió procesos de democratización en las instituciones educativas.
En octubre de 1940, todo el orfanato fue confinado al Ghetto de Varsovia. A pesar de las terribles condiciones de existencia, siguió ocupándose de los niños, tratando de llevar una vida digna en esa situación extrema de temor y penurias.
Durante es período de la ocupación, Korczak mostró en toda su dimensión la rebeldía contra los arribistas, los usurpadores y los cómplices del régimen opresor. Su manera de resistir a la ignominia fue dar una existencia íntegra y noble a los niños, seguir formándolos como personas justas, sin resignar en nada sus principios de honestidad y honradez. Se plantó ante los poderosos de adentro y de afuera del ghetto.
Cuando comenzó la liquidación del ghetto, el 5 de agosto de 1942, él y los pequeños fueron obligados a abandonar el gueto para partir a los campos de exterminio. Junto a su asistente Stefa y decenas de educadores organizaron una marcha con más de doscientos niños hacia los trenes que los llevaría a la muerte, con una bandera verde que flameaba, orgullosa.
Ninguno de los educadores buscó salvarse durante las deportaciones hacia las cámaras de la muerte, aún teniendo la oportunidad de hacerlo. Salieron con sus alumnos y con el amor y atención que sentían hacia ellos, marcharon a la cabeza de todo el gran grupo. Todos fueron asesinados en el campo de exterminio de Treblinka.
(Las imágenes de este artículo pertenecen al film Último tren a Treblinka. Una biografía para Janusz Korczak. El trabajo fue realizado sobre la base del libro «Janusz Korczak, maestro de la humanidad», escrito por Rubén Naranjo. Más información en: ultimotrenatreblinka.blogspot.com)
Último tren a Treblinka. Una biografía para Janusz Korczak from Diego Fidalgo on Vimeo.
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