Acaba de concluir la visita de a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Esta nos recuerda que, allá por 1979, en una tarde fría y lluviosa, un grupo de valientes se presentó ante las oficinas que ocupaban –en Avenida de Mayo de la CABA– para dejar testimonio de los centenares, de las miles de personas detenidas–desaparecidas debido al terrorismo de Estado que llevaba adelante la dictadura cívico–militar.
De nada valieron las amenazas; menos aun las provocaciones de un relator deportivo payasesco como el Gordo Muñoz. Tampoco las vueltas de los Falcon verde sin patente o la presencia intimidante de los secuaces asesinos de los criminales Videla, Massera y compañía.
Nada detuvo a ese puñado de hombres y mujeres, desafiantes ante el miedo.
Entre ellos estaban Julio Schverdfinger y Angel Grushka, militantes de nuestro ICUF (Idisher Cultur Farband / Federacion de Entidades Culturales Judías de la Argentina), quienes habían elaborado (con la colaboración de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, del Partido Comunista y amigos personales) un listado de unos 800 nombres de amigos y compañeros secuestrados, torturados, de los que no se sabía nada.
Este fue uno de nuestros aportes a la lucha antidictatorial.
Hoy, ante la CIDH, seguimos reclamando por las libertades, la dignidad y la justicia. En la figura de Milagro Sala presa está presente la vergüenza, la perversidad y la venganza de quienes quieren restaurar un “orden” en el que solo los poderosos tengan lugar.
Somos memoria, somos presente, somos futuro.
Marcelo Horestein Isaac Rapaport
Presidente Secretario General
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