Por Maira Visacovsky

Llega un nuevo 8 de Marzo y se nos juegan varias cosas.

20190308 dia de la mujerEstos últimos años han sido muy acelerados en la lucha contra el patriarcado. Fueron años de mucha organización, de extrema movilización y, sin dudas, el inicio de un largo camino que sirve de ejemplo a tantas otras mujeres (y no mujeres) del planeta. Las causas comunes nos encuentran cada vez más juntas, más aguerridas, empoderadas y dispuestas a todo. Ese será, tal vez, el mejor homenaje que podamos rendir a aquellas mujeres que perdieron su vida durante el siglo pasado peleando por lo que les correspondía. Entonces, ardieron ellas, hoy, ardemos nosotras.

Quedan aún los resabios de un día «rosa», lleno de flores y bombones. En las esquinas encontramos a los floristas ofreciendo ramos para «su amada», «su secretaria» o «su mamá». Vemos propagandas que nos inciten a pasar un día «en familia» disfrutando de lo mucho que nos aman nuestros hijos, de un spa para «descansar» y «escapar de la rutina» o de un mimo en «tu día», porque «sólo vos sabés lo que es ser mujer».

Por momentos, se vislumbra un tono comercial del empoderamiento, cuando las vidrieras nos ofrecen «regalos para vos misma» o nos tildan de «audaces, capaces, bellas y generosas». En nuestros trabajos recibimos «propuestas femeninas» invitando al personal a vestirse de violeta o a correr una maratón en apoyo a las mujeres del mundo. Todo esto va a ocurrir, otra vez, de eso no caben dudas.

Sin embargo, también, ocurrirán otras cosas: los compañeros se preguntarán por qué no fuimos a trabajar. También habrá madres que no podrán llevar a sus hijos al jardín de infantes o faltarán las adolescentes en el colegio. Nos encontraremos en las calles para demostrar que el Día Internacional de la Mujer no es rosa: Es verde, como el pañuelo de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

Es rojo, por la sangre derramada de las miles de jóvenes que fueron víctimas de femicidio y que hoy no están entre nosotras. Es naranja, para mostrarle a la Iglesia que no puede dominar nuestros cuerpos ni evangelizar nuestra mente. Es multicolor, porque a nuestro lado tenemos otros géneros que tienen sus derechos avasallados.

En algunos medios de comunicación, también, se encargarán de demonizarnos; de tratarnos de locas, de desquiciadas, de extremistas y de irrespetuosas. Se criticará nuestra lucha, nuestras banderas, nuestro cuerpo y hasta nuestro léxico. Dirán que somos pocas, pero somos todas. Dirán que somos provocadoras, pero somos tenaces. Dirán que gritamos mucho, que hacemos ruido, que rompemos todo.

Pero digan lo que digan, ahí estaremos, sabiendo perfectamente lo que hacemos: somos mujeres que militan por nuestro derecho a ser mujeres. En defensa propia, en defensa de la otra, en defensa de un mundo libre de machismo y misoginia. Ahí estaremos parando el mundo. Ahí estaremos todas gritando #VivasnosQueremos #NiUnaMenos.

Buenos Aires, 8 de Marzo de 2019