El 18 de julio de 1936, los fascistas españoles se alzaban en armas contra la República. La Guerra Civil comenzaba con dos bandos bien diferenciados: el fascista –a cuya cabeza estaba Francisco Franco, apoyado por la banca, los terratenientes, el clero, la alta burguesía, el Opus Dei, la Falange, la mayoría de las fuerzas armadas y de seguridad, la Alemania nazi y la Italia mussoliniana– y el republicano –asentado en el Frente Popular, vencedor de las elecciones e integrado por socialistas, liberales, demócratas, comunistas, autonomistas vascos y catalanes, los anarquistas, la intelectualidad y la colaboración de la Unión Soviética y México.

El 12 de diciembre de 1937, Karol Gutman, que era comandante de la segunda compañía del Batallón Palafox perteneciente a la XIII Brigada Dombrowski dentro de las Brigadas Internacionales, fundó –junto a otros militares– una unidad judía con el nombre de Compañía Botwin, en recuerdo del judío polaco comunista Naftali Botwin, que fue condenado a muerte por la policía política polaca en 1925.

La Compañía Botwin contaba, originalmente, con unos 150 combatientes, que se fueron renovando a lo largo de la contienda. Su actividad se mantuvo hasta la batalla del Ebro, donde cayeron al menos ochenta de sus integrantes. Luego de esa acción, la Compañía fue disuelta y sus hombres distribuidos en otras unidades.

Las Brigadas Internacionales fueron creadas por el fervor militante de miles de hombres y mujeres que acudieron al llamado de España para defender la democracia española y combatir al fascismo que avanzaba en toda Europa.

En ellas participaron un número importante de luchadores judíos que se anticiparon al combate que vendría luego, con sangre y fuego durante cinco años en toda Europa y que inició otra etapa en la historia judía. Muchos de ellos, en 1936, iniciaron la lucha y sólo pudieron abandonarla en 1945: solo que con sus familias destrozadas y sus pueblos arrasados.

Los voluntarios judeo-argentinos fueron, entre otros, Fanny Edelman y su marido, Bernardo, Boris Mochkofsky, Raquel Levenson y Micaela Feldman. La mayoría eran militantes del Partido Comunista, aunque también había socialistas, anarquistas e independientes.