Como un rayo de luz en medio de las mas terribles tinieblas, una ráfaga de aire fresco entre la podredumbre fue el Levantamiento del Ghetto de Varsovia. Ocurrió el 19 de abril de 1943. Un grupo de judíos en cautiverio se rebeló frente a la ignominia impuesta por los nazis.
Todos los 19 de abril se conmemora el aniversario de ese acto heroico: la insurrección judía en Varsovia. Es conocida esa rebeldía de la población judía en abril de 1943, encerrada dentro de ese infierno calculado por el nazismo que fue el Ghetto. Unas 100 manzanas de la ciudad de Varsovia amuralladas de ladrillos que se extendían por más de 18 km., alambradas de púas, puestos y torres de control, guardias internas y externas de la soldadesca fascista y colaboracionista polacos, lituanos, letones y ucranianos, incursiones para enviar contingentes de personas a los campos de exterminio y solamente una entrada eran el lugar donde fueron recluidos y hacinados más de 500.000 judíos polacos y de otras nacionalidades.
Carentes de los más mínimos recursos para sobrevivir dignamente (agua, servicios sanitarios, vivienda, calefacción, alimentación, atención médica) –es bueno consignar que en esa área había solamente un árbol (los demás fueron talados ex profeso)-, la población estaba condenada a morir de enfermedades, inanición y sobreexplotación laboral.
En ese terrible ámbito, sin embargo, se gestaron hermosas y nobles experiencias que demostraban (y nos demuestran) la voluntad de lucha y vida reinante. Orquestas, escuelas, centros de atención social a huérfanos y ancianos, partidos políticos, comedores comunitarios, imprentas, conciertos, poemas, instituciones religiosas, teatros, hogares de niños, hospitales dan la pauta de esa enorme y honrosa decisión de no entregarse mansamente a la muerte. Ejemplos como el Asilo del Dr. Janus Korczak, el archivo clandestino del Dr. Emmanuel Ringuelblum, la gestación del Frente Antifascista por Josef Lewartowsky y Andrei Szmidt, los conciertos de Wladislaw Szpilman son apenas algunos pocos hechos sobresalientes dentro de una cotidianeidad donde sobrevivir ya era significativo.
Sin embargo, el punto mas alto de esa rebeldía fue la creación de la Organización Judía de Combate (OJC). Formada por la mayoría de las organizaciones políticas actuantes dentro del Ghetto (sionistas de izquierda, comunistas, socialistas y otras corrientes) y constituida en gran parte de jóvenes que no superaban los 22 años, se dieron a la tarea de organizar la resistencia armada al terror nazi. La comandancia de la OJC recayó en Mordejai Anielevic, un muchacho de apenas 21 años, acompañado de un Estado Mayor integrado por jóvenes de su misma edad.
Casi sin armas y con solo la voluntad de lucha, la rebelión comenzó el 19 de abril de 1943 y se extendió hasta mayo/junio de ese año. Bombas molotov, algunas pocas viejas pistolas y fusiles y armas caseras en manos de civiles (hombres y mujeres sin preparación militar alguna) enfrentaban a metralletas, cañones, tanques, lanzallamas, aviones y a una hueste entrenada y preparada para matar.
Las tropas nazis creyeron que sería una nueva razzia; pronto se convirtió en una operación militar a gran escala, debiendo emplear todos los recursos para sofocar el Levantamiento, en lo que fue la primera sublevación urbana armada contra la Alemania hitleriana. La desigual lucha duró mas de un mes, superior a la que opusieron algunas naciones europeas a las tropas fascistas. Finalmente, un mar de fuego, metralla y bombas ahogó el Levantamiento. Una idea circulaba entre los combatientes judíos: ser firmes y valientes ante ese enemigo tan detestable. Una idea los guiaba: ser dignos, sabiendo que solo la lucha los salvaría.
Las consignas de los combatientes del Ghetto siempre fueron precisas y contundentes: Por nuestra y vuestra Libertad – Nunca mas – No olvidar ni perdonar jamás, ideario que resumen una profunda convicción humanista y transformadora y de una vigencia sin par.
Esos conceptos hoy también son nuestros y actuales. El Levantamiento del Ghetto de Varsovia frente a la barbarie nazi pertenece hoy a la Humanidad, al igual que la lucha antirracista de Mandela y Luther King, la emancipación de los pueblos afroasiáticos, las Revoluciones Francesa y Mexicana, la independencia americana del colonialismo.
Racismo, antisemitismo, xenofobia son lacras que aún perduran y se deben extirpar, al igual que cualquier otro tipo de discriminación, sea religiosa, étnica, elección sexual, cultural, posición social o cualquier otra cosa. Todos los seres humanos somos hermanos.
Ante el resurgimiento de fascismo, con viejos y nuevos ropajes, decimos ¡¡NUNCA MAS!! Y hacemos nuestra la letra del Himno de los Partisanos: ¡¡MIR ZAINEN DO!! (¡¡AQUÍ ESTAMOS!!) para impedir que esas verdaderas monstruosidades continúen haciendo tanto mal a los seres humanos y a nuestro planeta Tierra.
Desde el ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina) asumimos el firme compromiso de trabajar por construir sociedades democráticas, libres, equitativas, solidarias, fraternas, haciendo nuestras las palabras que escribiera, hace más de su siglo el gran escritor judeo polaco Isaac León Peretz: “…Todas las personas son hermanas / negros, blancos, marrones, amarillos … / solo que los colores son diferentes, / ¡pero su naturaleza es la misma! …”
Marcelo Horestein Presidente
Alejandro Steinman Secretario General
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