El escenario de enfrentamiento presentado en algunos barrios de Buenos Aires durante el fin de semana pasado, nos propone una vasta gama de miradas, que se unen a un complejo encadenamiento de causa y efecto. La sociedad necesita hablar y el ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina) está presente con la idea de aportar al debate sobre las soluciones a los graves problemas que plantea esa tragedia que son la pobreza y la miseria, y que en este caso se expresan en la toma de tierras para poder construir una vivienda propia.
Los tristes y dolorosos acontecimientos que sucedieron en el Parque Indoamericano de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires –y que muchos miramos por TV como si fuera algún otro “reality show”-, fueron capaces de mostrar en su crudeza, muchas cosas de ésta; nuestra Argentina.
Observamos que, efectivamente, hay –al menos- 2 países: uno es el de los que no tienen y otro es el de los que tienen poco. Lo singular del caso es que los que tienen en serio observaban con ojo antropológico cómo se mataban, golpeaban, herían, insultaban y agredían pobres contra pobres. La Argentina de 2 pisos es una realidad. No es un dato nuevo. Y si las autoridades (de la jurisdicción que sea) no hacen nada, esta situación se va a profundizar, y quienes saldrán gananciosos serán los de siempre; los que sí tienen. Hay ciudadanos de primera y de segunda clase.
En un reciente documento sobre la guerra carioca contra el narcotráfico, la Asociación Scholem Aleijem de Río de Janeiro decía: “Con una educación pública de todo tipo, la expectativa de logro personal, para una cuota importante de la población, lo que implica el acceso al trabajo decente y los activos tangibles e intangibles, es limitado. La desigualdad ha estado marcada por décadas de gobiernos incompetentes, represivos y, con frecuencia, corruptos. Fue creada, especialmente en los sectores de la clase media, una cultura de la exclusión y la discriminación que penaliza la pobreza”.
Está claro que la ausencia del Estado (criterio típico del neoliberalismo), posibilita este tipo de hechos, ya que condena de antemano a quienes no tienen y les abre las puertas de las peores lacras como la delincuencia, la prostitución, la drogadicción, el narcotráfico, la trata de personas y otras verdaderas calamidades.
La otra cuestión que afloró en toda su magnitud fue una mezcla letal y repugnante de xenofobia + racismo + clasismo. El cuestionamiento de muchos pasaba no solo por el hecho que algunos de los que ocuparon el Parque eran extranjeros, sino también porque eran pobres. Albert Memmi dice que «el racismo es la valoración generalizada y definitiva de las diferencias biológicas, reales o imaginarias, en beneficio del acusador y en detrimento de su víctima, con el fin de justificar una agresión».
Recordamos a todos que Argentina es un país multicultural por el simple hecho de que la mayoría de nosotros es descendiente de inmigrantes más o menos recientes (2-3 generaciones atrás), que compartimos y convivimos con los descendientes de los pueblos originarios y los criollos, a los que se deben sumar las personas procedentes de inmigraciones cercanas en el tiempo, procedentes de países, en general, limítrofes o aledaños. Y todos conservamos –orgullosos- muchas de las tradiciones de los lugares de origen de nuestros abuelos. Por eso aún existen y florecen, en muchos casos, las instituciones y asociaciones de comunidades o colectividades; y tanto es así que en muchos puntos del país se celebra el Día del Inmigrante con fiestas populares, bailes, exposiciones, encuentros de gran magnitud.
Por todo ello, el ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina) expresa:
- Su más profundo rechazo a cualquier hecho de carácter xenófobo, racista o discriminativo.
- Su repudio a las declaraciones de altos funcionarios de la CABA alentando este tipo de cuestiones.
- La imperiosa necesidad de elaborar políticas sociales inclusivas que den respuesta acabada a las necesidades primordiales de los sectores más postergados de la población, y que dejen de lado cuestiones clientelares.
- La urgencia de llevar a cabo una real distribución de la riqueza social que se crea a diario en nuestro país. Un país donde se producen alimentos para más de 300.000.000 de habitantes no puede dar lugar a hechos aberrantes como los ocurridos.
- Los derechos humanos, en su integralidad, no deben ser palabras de ocasión, sino políticas de Estado.
Sr. Marcelo Horestein | Secretario
Prof. Daniel Silber | Presidente
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