Hace unos días, una patota neonazi se apersonó frente al Colegio Nacional de Buenos Aires, pretendiendo hacer justicia por mano propia con los alumnos que cometieron algunos actos de vandalismo en una Iglesia. Sin duda alguna ello constituye un acto verdaderamente preocupante.
Rechazamos lo actuado por el grupo de estudiantes que entraron secretamente a dicho templo cometiendo desmanes; defendemos el pluralismo en todos los aspectos (ideológicos, políticos, religiosos, culturales, étnicos, etc.); las instancias educativas sabrán tomar las medidas correspondientes.
Pero también impugnamos enérgicamente
· el hecho de que algunos individuos se atribuyan a sí mismos la potestad de la ley
· que esos individuos se jacten y hagan gala de su pertenencia neonazi; recordamos que la ideología nazi – fascista o que haga apología de ella, es algo que está penado por Ley sancionada por el Congreso Nacional.
No es posible que un conjunto de fanáticos neonazis amenacen la seguridad del estudiantado, del personal escolar y de la ciudadanía en general. Naturalizar este tipo de actitudes es negar la vigencia del Estado de Derecho. El Estado, a través de sus instituciones, cuenta con las herramientas para sancionar y corregir aquellos hechos que trasgreden la legalidad.
Por otra parte, muchos de ellos integran partidos políticos, los que fueron reconocidos legalmente, y pretenden ingresar a los ámbitos legislativos, pero ellos repudian y rechazan esta concepción. Objetan la democracia y patrocinan regímenes de carácter dictatorial.
Se trata de un debate constante que, como un volcán, a veces irrumpe con mayor turbulencia. El ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina) manifiesta su honda preocupación por estos hechos, pero mas que nada por el libre y pretendidamente violento accionar de estos grupos minoritarios, los que –amparados por el Estado de Derecho-, contarían con algún tipo de aval para avanzar por sobre las normas de convivencia ciudadana democrática.
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