Peisaj es la fiesta más importante de la tradición judía, conocida porque es la fiesta de la libertad. Involucra tanto a creyentes como no creyentes porque celebra que el pueblo judío se marchara de Egipto, donde era esclavo. Peisaj es una palabra hebrea que significa pasar mas allá. Geográficamente y simbólicamente pasar más allá significa –nada mas y nada menos- que pasar más allá de la esclavitud a la libertad.

 

Con ese enfoque es que anualmente volvemos a recordar ese gran evento de los albores de la historia: los judíos se liberaron de la esclavitud para ser hombres y mujeres libres.

La memoria y la imaginación nos ayudan para revivir las emociones de este acontecimiento. Estamos limitados por el tiempo y el espacio, pero igual podemos viajar ilimitadamente para profundizar aquel mensaje y que sea fuente inspiración contemporánea. La redención no es un acontecimiento pasado, sino un hecho constante en nuestras vidas.

 

Cada generación y cada día tenemos que vernos a nosotros mismos liberándonos de la esclavitud; la libertad no se logra de una vez y para siempre. Requiere un quehacer constante. La libertad no es algo individual: es algo colectivo; es una construcción que no depende solo de uno mismo, sino que implica que el “otro”, los “otros” también sean libres.

 

Esta festividad y sus prácticas son símbolos de un conflicto  siempre renovado en lo judío: crear la  libertad  de  vivir, pero no de manera personal,  sino universal,  con los  demás.

Ese profundo mensaje es el que nos convoca y por el que nos sentimos conmovidos e interpelados. Trabajamos para un mundo de paz, de convivencia entre los seres humanos, para ser verdaderamente libres, en consonancia con aquella palabra bíblica. Por eso es que abogamos por el cese de la ocupación colonial de Palestina por parte de Israel; por eso es que demandamos el cese de la carrera armamentista, por eso es que proclamamos que las banderas de la coexistencia son las que deben ondear; por eso es que exigimos la finalización de las guerras y la creación de ámbitos de diálogo en los cuales resolver los conflictos y las diferencias.

 

Pretendemos construir sociedades justas, en las cuales no haya necesidad de dejar –como decía Peretz- un lugar en la mesa para el hambriento, el necesitado, el indigente.

Cuando nada de eso suceda, cuando la pobreza y la guerra sean derrotadas, cuando la riqueza producida socialmente sea distribuida socialmente habremos edificado un mundo en el que los seres humanos serán libres, habremos adquirido la naturaleza y cualidades de los hombres libres y se cumplirá el cometido de Peisaj.

 

Sr. Marcelo Horestein | Secretario
Prof. Daniel Silber | Presidente