Tantas veces escuché, leí, escribí, que en 1937, en París, se celebró el Primer Congreso Mundial de la Cultura Judía y se creó la Federación de Entidades Culturales Judías – Idisher Cultur Farband, el ICUF. No me acuerdo muy bien cuándo ni cómo me enteré que ese congreso había sesionado en la Maison de la Mutualité, en el famoso barrio latino, sede de tantas y tantas acciones que, como dicen algunos colegas franceses, son parte de «l´historie de la gauche moderne» (la historia de la izquierda moderna).

También supe de otro antecedente: que fue en 1935, dos años antes, también en la Maison, el Congreso Mundial de la Cultura, con la preocupación por la guerra que ya se presentaba como inevitable, en búsqueda de alianzas antifascistas y antibélicas, que había convocado a figuras como Romain Rolland, Henry Barbuse, Bernard Shaw y Máximo Gorky.

Hace muy pocos días, iba en el metro, y en una pared de una estación vi este cartel: la primera reacción fue enviársela a Nerina Visacovsky, con quien habíamos estado intercambiando información justo antes de mi viaje. Las ideas y la imagen se asociaron muy rápidamente mientras me preguntaba si se trataría de aquella Maison. Fue apenas salir del metro, en la estación Maubert – Mutualité, caminar unos pocos metros, que me topé con la esquina.

¡Sí! Aquel era el lugar en el que hace casi ochenta años, la Argentina y el Uruguay estuvieron representados por Pinie Katz (1881 – 1959), un militante, intelectual, quien presidió el ICUF nacional cuando se creó en 1941 con el propósito de impulsar las actividades de sus miembros en las causas de la “calle nacional” y generar estructuras socio educativas que garantizaran la preservación cultural y la conformación identitaria de las nuevas generaciones, algunas migrantes, otras nativas.

El primer intento de ingreso fue frustrante. Un señor de traje correctísimo me informó que como estaban preparando un evento para esa noche, no se podía entrar. Me pregunté si estaba dispuesta a haber llegado hasta allí e irme sin más: No. Frente a una de las puertas laterales conversaban –y fumaban– otras dos personas. Me acerqué, me presenté y les conté de mi interés en conocer el lugar, los datos que tenía, las reuniones que allí se habían realizado, mi vínculo con una parte de la historia del lugar. Mi entusiasmo era contagioso y, evidentemente, fui convincente, pero su extrañeza resultó mucho mayor.

Alexandre Fougerole, el muchacho que fumaba en la puerta, resultó ser el director de la Maison: las puertas, finalmente, se abrieron. Hoy, el edificio, en su interior, alberga un espacio para eventos, conciertos, reuniones de empresarios, desfiles de moda, que ha adoptado toda la tecnología moderna, pero que conserva la arquitectura original, los materiales nobles de pisos, escaleras, los mármoles de las paredes. Traté de viajar en el tiempo e imaginar aquellas sesiones, que las supongo acaloradas y entusiastas haciendo omisión del estado actual.

Las galerías de la Maison guardan muy pocas fotos de algunas de las memorables actividades que allí se desarrollaron y que le han dado un lugar destacado dentro de la historia de la izquierda moderna: Los congresos del Partido Comunista Francés, del Partido Socialista, proclamaciones de candidatos electorales, conferencias de personalidades como Martin Luther King, entre otros. Nunca pensé que esas fotos robadas en una caminata donde transcurrí muy emocionada, serían publicadas aquí.

El Congreso Mundial de la Cultura cobró testimonio con una de las fotografías, donde Henry Barbuse fue completando ese viaje por la historia y me dejó pensando, en tiempos de perspectivas de género, quién sería aquella apasionada mujer que colma la imagen. De nuestro pasaje por aquel espacio no ha quedado registro, pero ahora es Alexandre quien está interesado en saber de aquella historia y de nuestra organización, de su pasado y también de su presente. Nos cambiamos datos: ahora espera que le mande algo de material de nuestra historia, de esta orilla del Río de la Plata, para incorporarlo a su acervo.

Lo haré. Es deber y política de memoria.

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