venezuelaCada vez que un pueblo latinoamericano ha intentado construir una sociedad más justa para su país, ha debido sufrir –más allá de las dificultades propias que sugiere tamaña proeza- el agobio desestabilizante del imperio Americano en conjunto con las respectivas oligarquías vernáculas.

Hoy es el turno de la República Bolivariana de Venezuela.

Diferentes medidas de carácter económico, político y diplomáticas algunas decididas en otro país, fueron deteriorando las condiciones de vida de la población con consecuencias que derivaron, incluso, con miles de venezolanos abandonando su patria.

Este clima de desgaste alentó a la oposición -una oposición fracturada y reiteradamente derrotada en elecciones sin mácula- a fomentar un alzamiento que pudo haber triunfado hace tiempo de no ser por el férreo apoyo de los sectores favorecidos por la política impulsada por el chavismo.

En el día de hoy, al no triunfar en su nuevo intento, esa oposición se arroga el derecho de constituirse en autoridad sustituta de un gobierno elegido democráticamente. Y para consumar ese dislate cuentan con el apoyo de gobiernos, como el argentino, que cometen el grave error de inmiscuirse en la política interna de un país hermano, apoyando un golpe de estado y reconociendo un presidente no electo por el voto popular.

Venezuela, tal como lo proponen el Papa Francisco y varios países europeos, debe resolver sus problemas mediante acuerdos entre los distintos sectores políticos, conservando las conquistas alcanzadas en años recientes, corrigiendo lo que fuese necesario y no permitiendo injerencias foráneas en sus decisiones.

Apoyamos la soberanía nacional venezolana.

Rechazamos cualquier tentativa golpista, abierta o encubierta.

Nos solidarizamos con el pueblo venezolano y sus instituciones constitucionalmente electas.

Marcelo Horestein Isaac Rapaport

Presidente Secretario General