El 2020 fue un año distinto, difícil, pandémico. Muchas de nuestras actividades se vieron interrumpidas o modificadas pero, sin dudas, podemos estar orgullosas de que hubo una lucha que nunca dejamos de sostener: la del feminismo y, en particular, la del derecho de los cuerpos gestantes a decidir sobre su maternidad.
A lo largo de la Historia, grupos de mujeres han luchado por la defensa de sus derechos tanto sociales como laborales. De forma internacional, estas luchas son enaltecidas cada 8 marzo. En Argentina y en otros países, ese día se realizan manifestaciones bajo las banderas del feminismo. Se eligió el 8 de marzo, ya que en dicha fecha se recuerda el asesinato, en 1908, de 129 obreras de la fábrica Cotton de Nueva York, quienes participaban de una huelga que pretendía obtener la jornada laboral de 10 hs., e igualdad de condiciones en relación con los varones. El dueño, ante la protesta, optó por encerrarlas dentro de la fábrica y causar el incendio.
Argentina es un país —como tantos otros— en el que la mujer, hasta hace no tanto, estuvo compelida a quedarse en el hogar y a dedicarse a las labores familiares —trabajo no remunerado y, muchas veces, no reconocido como tal—. También es, desde hace más de un siglo, un país de mujeres vanguardistas en la lucha a favor de sus derechos y de la igualdad entre géneros. Tal como dicen las pibas, la marea verde: nuestras abuelas nos dieron el voto; nuestras madres, el divorcio y el matrimonio igualitario y nosotras, hoy, conquistamos el derecho a gobernar sobre nuestros cuerpos. Hoy, ofrecemos a nuestras hijas y a todos los cuerpos gestantes una realidad un poco más justa, un poco más libre.
La Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito fundada en 2005 (heredera de la Comisión por el Derecho al Aborto, creada en 1988 por los movimientos feministas) presentó, durante los últimos quince años, ocho proyectos de ley. Gracias a su impulso y a los esfuerzos mancomunados con el colectivo Ni una menos —cuyo objetivo central es crear conciencia en relación con los femicidios— y gracias también a la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad en 2016, sumado a la promesa del actual Presidente de promulgar el derecho, las condiciones finalmente estuvieron dadas.
Con el poder de la marea verde en las calles, con el símbolo del pañuelo —emblemática forma de visualización de la lucha— en cada piba, en cada mochila, en cada vehículo y balcón desde 2003 se logró que, en 2019, el proyecto llegase a ser aprobado por Diputados, pero no pasó la instancia del Senado. Muchas fueron las frustraciones en 2020, pero el 30 de diciembre se concretó la sanción de la tan esperada Ley. El día 14 de enero, la ley 27 610 fue promulgada por el Ejecutivo. Argentina es el sexto país en América Latina en legalizar el aborto.
La ley legaliza y despenaliza la IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo) hasta la semana 14 de gestación —y, en casos específicos, inclusive después—. Asimismo, garantiza la gratuidad de la práctica y que esta sea incluida en el PMO (Plan Médico Obligatorio).
El Cedob Pinie Katz, desde sus comienzos en 2018, militó a favor de las reivindicaciones feministas, entre otras, el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. Para mencionar algunas acciones: colaboramos con las actividades del Kinder de Lanús, el cual trabajaba sobre el feminismo; pudimos mostrarles la histórica labor de las mujeres icufistas a través de la publicación Di idishe froi —la mujer judía—, la cual fue editada por la OFI —Organización Femenina del ICUF— entre los años 1950 y 1970 (Más información). Asimismo, Nerina Visacovsky ofreció una charla sobre esta temática en 2019, en el ciclo de charlas: “La Tribuna judeo-progresista: Aportes a través del Tiempo”.
El Equipo del CeDoB Pinie Katz apoya la IVE, ya que entiende que esta implica justicia social y una forma de cuidar la salud integral. Sostenemos que todas las mujeres tenemos el derecho a disfrutar de nuestros cuerpos sin condena social; que ninguna persona puede ser obligada a maternar ni debe ser juzgada ante la ley por su decisión sobre su cuerpo; que las niñas son niñas no madres. Lo sabemos: el aborto existió, existe y existirá; su clandestinidad solo trajo padecimientos —e, inclusive, muerte— a quienes tomaron la decisión.
La ley protege a las mujeres que no desean la maternidad, pero no obstruye la libertad de quienes no acuerdan con dicha práctica. Apelamos a la implementación de la ley N.° 26 150 ESI (Educación Sexual Integral) como primer recurso esencial para evitar embarazos no deseados y también abusos —o detectar estos.
Creemos que es preciso fomentar el uso de anticonceptivos y que, ante la falla de estos o ante cualquier causante de un embarazo no deseado, es necesario que todo cuerpo gestante tenga acceso a la interrupción de este, de forma segura.
El 8 de marzo recuerda a las obreras caídas en la fábrica Cotton que lucharon por sus derechos laborales. El 19 de febrero, fecha del pañuelazo federal —e internacional— queda incluido en el calendario de las luchas feministas por la reivindicación del derecho a decidir sobre nuestros cuerpos.
El aborto legal es ley. El feminismo demuestra, una vez más, que luchar vale el esfuerzo.
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