Nota Pública
La semana pasada se conmemoraron los 78 años de la creación de la sede Argentina del Idisher Cultur Farband (ICUF): fue el 11 de abril de 1941. La Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina (ICUF Argentina), como se la denominó, se identificó, desde un primer momento, con el uso del idish, la transmisión de las tradiciones culturales judaicas democráticas y populares –literatura, historia, corrientes del pensamiento y la filosofía de carácter laico–, y la integración social y política de los judíos en los Estados en los que vivían.
La Federación fue fundada, orginalmente, en París en 1937 como parte de la lucha antifascista, contra el antisemitismo y en defensa de la cultura judía amenazada por el avance del nazismo.
En el Congreso fundacional de la filial local participaron 57 entidades –escuelas, bibliotecas, centros juveniles, editoriales, publicaciones, clubes deportivos, instituciones culturales, cooperativas, organismos filantrópicos y de solidaridad internacional– de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Lanús, Avellaneda, La Plata, Paraná, Mendoza, Rosario, Tucumán, Corrientes, Villa Lynch, San Martín, Ramos Mejía, entre otras ciudades, pero también de Uruguay, Chile y Brasil.
La Federación se declaró “judeo-progresista” y fue una entidad más que se sumó a las organizaciones antifascistas de la época. Si bien su público era heterogéneo dentro de la inmigración judía secular que llegó a América Latina, su dirigencia y activismo estaba ligada a la izquierda y no era sionista.
Entre sus objetivos fundacionales se destacaban la defensa de la cultura judía laica y la lengua ídish, la lucha contra el antisemitismo, el fascismo, el racismo y cualquier tipo de discriminación, la lucha por la paz, la igualdad y el progreso de los pueblos. A diferencia de otras corrientes ideológicas judías de la época, los progresistas sostenían que la emancipación del pueblo judío estaba vinculada a la emancipación de los trabajadores y el pueblo, y que el establecimiento de un nuevo orden social sería el camino adecuado para lograr esos objetivos.
Estas entidades sociales, culturales y deportivas desarrollaron un programa cultural y educativo de tipo integral no solo en Buenos Aires: también en el resto del país. Logró configurar un extenso y particular espacio socio-cultural, caracterizado fundamentalmente por una red de escuelas judías, pero unidas además a numerosas salas culturales, una vasta y polifacética actividad editorial de diarios, periódicos y libros, una notable producción teatral, musical y deportiva, que tenía lugar en idish pero también en castellano.
En una entrevista al gran intelectual Tzlalel Blitz, realizada por Ana Weintsein en 1985, la Federación «no negó nada nada de lo que es judío, al contrario. Solamente que ellos subrayaron el carácter popular de nuestro movimiento, y el aprecio de una cultura popular. Usted sabe que el ICUF se fundó en París en base a esta proclama que dice que la cultura judía es la expresión de las masas judías, que las masas trabajadoras son la base de la cultura. No integración en el sentido de desaparecer, al contrario. Mostrar los valores judíos populares, nuestra expresión, de acuerdo a la ideología progresista”.
En Pinie Katz y el Lerer Gordon recordamos a los miles de activistas sociales que, con aciertos y errores, pero con una enorme voluntad y decisión transformadora, con un tremendo coraje y visión dieron forma y proyección a nuestra Federación. Después de 78 años de su creación, La Federación de Entidades Culturales Judías reafirma y profundiza sus objetivos fundacionales de trabajar por la paz, la igualdad, la democracia, la justicia, la libertad, la solidaridad, la cooperación, el bienestar. En todo aquello que, desde el humanismo militante, hace la dignidad de las personas, los pueblos y sus naciones.
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