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Algunas notas sobre León Kirzner, Rosa Winiar y su hijo Osvaldo Kirzner
Leiba “León” Kirzner nació el 5 de enero de 1900 en un pueblito de Minsk, en lo que hoy es Bielorrusia y falleció el 10 de julio de 2005 en Buenos Aires. León fue un activista destacado en la izquierda judía de Villa Crespo. Fue fundador e impulsor de la compra del terreno donde se construyó la escuela (shule) Sarmiento (hoy Sholem Buenos Aires). León fue una destacada figura en la cooperativa “11 de septiembre” y un activista incansable.
Rosa “Reizl” Winiar nació el 5 de enero de 1905 en un pueblito de Minsk— Rusia, hoy Bielorrusia y falleció el 09 de marzo de 1997 en Buenos Aires. Sostuvo en movimiento judeo-progresista una constante actividad institucional y social, y fue así como llegó a tener un nivel cultural muy alto. Era conocedora del teatro, y sabía recomendar lecturas y actividades. Asimismo, promovía actividades políticas relacionadas con el Partido Comunista Argentino. Entre varias de sus tareas, dirigió el Leyen Krayz (círculo de lectura femenino) del Sarmiento.
Ambos llegaron escapando de la miseria y el antisemitismo, alrededor del año 1927, con unos 22 y 27 años. Se conocieron en la vivienda donde se alojaban junto a otros inmigrantes. Desde su llegada, siempre estuvieron involucrados con el movimiento judeo-progresista. Decía Osvaldo en una entrevista que le realizó Nerina Visacovsky en 2017 que sus padres no pararon nunca de activar: “mis viejos aflojaron cuando se les aflojaron las patas”.
Osvaldo Kirzner nació el 18 de octubre de 1934 en Buenos Aires. Se recibió de ingeniero civil en Universidad Nacional de La Plata en el año 1958, heredó de sus padres la pasión por construir las instituciones del ICUF y formó parte activa del Sarmiento desde que era muy joven. La institución es su ideología y su manera de ver la vida, siempre vinculada a participar de su comunidad y trabajar para mejorar su bienestar: activar y ser parte del bien común de una manera cooperativa.
El activismo institucional: una forma de ver la vida, por Damián Kirzner
Mi papá condensa en su persona la herencia ideológica y el cooperativismo de mi zeide, y la ternura, calidez y empatía de mi baba. Él puso su herencia y lo propio en práctica, y creo que con gran éxito, en todo lo que ha emprendido con amor. Su emprendimiento principal fue ser activista de Zumerland, del Sarmiento, del CER, del ICUF… De ese grupo de personas, de esa manera de ver el mundo.
Vecino del barrio de Villa Crespo, se involucró con el Sarmiento cuando mi hermana mayor entró al jardín, a fines del 65, y se quedó por casi sesenta años. Ahí encontró un grupo de amigos de toda la vida; personas con las cuales compartió su tiempo y a quienes siente —y siento— como nuestra familia. Nos sigue pasando que, cuando volvemos a Zumerland, y creo que un poco nos pasa a todos y por eso vamos a la fiesta de fin de turno cada año, nos encontramos con “familiares”. Es como volver al barrio.
Ir toda su vida a Zumerland a cuidar el turno, a ocuparse de que la obra estuviera apta, esa fue su actividad, su quehacer. Todo activista tiene su actividad, y la de él fue esa. Estuvo haciendo lo que le gustaba, y el balance de su ejercicio es muy gratificante.
Eligió donar mucho tiempo de su vida a las instituciones icufistas en las cuales asumió, muchas veces, tareas ingratas —lo he visto saberse no querido por haber tenido que tomar decisiones fuertes o incómodas, y ocupar posiciones que nadie quería—. Toda una puesta en práctica de una ideología, con aciertos y con errores, durante muchos años, con amor, y por amor a ese proyecto. Por sentir que era su obligación, su responsabilidad y, también, su lugar en el mundo.
Por un largo periodo, fue el Tesorero de esos espacios: pedregosa la tarea de tener que ver cómo sustentar económicamente un espacio que tiene un “plan de negocios” muy complicado: no es tarea sencilla tratar de hacer crecer una institución en este mundo capitalista, sin que esta se vuelva prohibitiva pero que, a su vez, sea justa con quienes trabajan en ese lugar.
Al dejar la Tesorería, durante largo tiempo fue el Presidente de la Asociación Israelita Argentina Cultural, Educativa y Recreativa “CER”, resultante de la fusión de Zumerland y del Sarmiento (1970). Este último, en sus inicios (años 50), comenzó como escuela complementaria idiomática, se consolidó como jardín, luego incorporó la escuela primaria (1994) y, más adelante (2008), se unió con otras instituciones icufistas con el fin de brindarse protección mutua, pero sin perder identidades: permanecieron siendo este grupo de personas, este Sholem Buenos Aires.
Es de una enorme generosidad permitirse cambiar el nombre propio para ser parte de una entidad que engloba y representa a todas, porque el CER dejó su nombre —al igual que las otras instituciones integradas el propio—para llamarse Sholem Buenos Aires, para estar todos juntos. Así se logró que la institución siguiera en marcha, que Zumerland siguiera activa.
Durante muchos años, no se hallaban sucesores para la tarea que mi papá y sus compañeros llevaban adelante; personas que tomaran sus tareas con el compromiso y el tiempo que ellos le estaban dedicando pero, cuando los hubo, mi papá supo desprenderse de sus responsabilidades y entregar la antorcha a gente con más energía, con miradas más nuevas, acordes con otra coyuntura.
Es conmovedor que haya decidido hacer en vida esta donación de los archivos personales de mi baba y de mi zeide, y parte del suyo personal: también eso habla de su manera de ver el mundo.
Después de haberse separado de mi mamá Raquel, “Pupe”, quien lo acompaño durante más de 40 años y en todo aquel proceso, con quien compartió su paternidad —tres hijos Andrea, Miriam y yo, Damián—, durante los festejos del aniversario 50 de Zumerland (1999), mi papá volvió a formar pareja con Ani Diamant, con quien comparte la vida, esa mirada por ese lugar, ese espacio, ese mundo.
Mi papá sumó a todos sus amigos, a todo el grupo de amigos de Ani; se unieron familias, y mi papá tuvo muchos nuevos hijos y nietos.
No hay nada más lindo que el abrazo con mi papá, y eso lo saben todos los que lo abrazaron: una abrazo tan cálido y generoso y tan como él, que todos los que lo recibieron, pueden aprehenderlo para llevarlo y compartirlo.[divider scroll]
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