En este aniversario de la derrota militar del nazismo, surge la necesidad de volver a contar la historia, ante el evidente resurgimiento del fascismo y la falta de difusión de fuentes contrahegemónicas que den cuenta de lo ocurrido.

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A 80 años de la liberación de Berlín por el Ejército Rojo

No se puede pensar el nazifascismo bajo la idea errónea de un “loco” llamado Hitler que “llegó al poder y empezó hacer catástrofes”: el fascismo es resultado del supremacismo[1] y del colonialismo[2] europeos. Examinemos el contexto que explica esta afirmación:

La I Guerra Mundial (1914-1918) —“Gran Guerra”— fue un enfrentamiento bélico entre las potencias europeas —Estados e Imperios—, por el reparto de la propiedad del mundo Occidental, y sus colonias en América y en África.

Este conflicto consistió en el enfrentamiento entre dos alianzas: por un lado, Reino Unido, Francia, Italia y el Imperio Ruso; por el otro, los Imperios Alemán, Austro-húngaro y Otomano.

Con la excusa del patriotismo[3], las burguesías[4] primermundistas mandaron a jóvenes trabajadores y a estudiantes, a morir por los intereses de las primeras. Como consecuencia, casi 10 millones de jóvenes fueron asesinados en el campo de batalla, y 13 millones de civiles ejecutados, a causa del conflicto, y el revanchismo nacionalista.[5]

Esta barbarie generó una profunda crisis en la gran burguesía y en las “casas reales”.[6] En 1918 la Guerra terminó y cuatro imperios cayeron (Alemania, Austria-Hungría, Otomano y Rusia). En Rusia, la Guerra finalizó antes, resultado de la revolución bolchevique (1917) tras la cual, bajo el liderazgo de Vladimir Lenin, se constituyó el segundo Estado socialista del mundo.[7]

Tras la Revolución y con la finalización de la Guerra, el “fantasma marxista”[8] despertó el pánico conservador; asimismo, el antisemitismo se fortaleció bajo teorías conspirativas[9]: de esta coyuntura emergió y se alimentó la idea de que la Comintern (Internacional Comunista) formaba parte de una “Conspiración Judeo-Bolchevique”. Liev Trotsky, Yakov Sverdlov y Grigori Zinóviev, entre otros, identificados con ambos aspectos, fueron los chivos expiatorios que inspiraron los discursos racistas de la reacción conservadora.

El “demócrata antinazi” Winston Churchill (primer ministro británico durante II Guerra Mundial) escribió el 8 de febrero de 1920 —siendo Ministro de Guerra— en el Illustrated Sunday Herald, un artículo en el que acusaba al “judío internacional” de estar detrás del gobierno soviético, y fundamentaba la necesidad de apoyar al “judío nacionalista” (sionista) contra el bolchevismo, con lo que promulgaba la diferenciación entre “judío bueno” y “judío malo”.[10]

Esta propaganda antisemita también apareció en Argentina, y fue reflejada en la represión antiobrera de la Semana Trágica, en enero de 1919, cuando se perpetro el pogrom[11] de Once y Villa Crespo: la derecha argentina acusó a la comunidad israelita de “comunista”; las fuerzas militares, policiales, y bandas fascistas paramilitares[12] atacaron los barrios judíos de Buenos Aires.

La Revolución Rusa fue agredida con la intervención militar de 14 países que querían liquidar al gobierno de los trabajadores; además, el Ejército Rojo (brazo armado del Estado socialista) tuvo que enfrentar una guerra civil contra el movimiento blanco[13]. La guerra terminó en 1923; en el durante, miles de judíos fueron asesinados en los pogroms cometidos por las Ejército Blanco.[14] Lenin, en marzo de 1919, condenó las persecuciones antijudías clasificando al antisemitismo como un “intento de desviar el odio de los obreros y campesinos, de los explotadores a los judíos”.[15]

A la revolución de octubre de 1917 le sucedió una ola de procesos revolucionarios diversos y variados: la República Socialista en Hungría dirigida por Bela Kun; el Círculo Rojo de Milán y Turín (los consejos obreros de fábrica); la República Soviética de Baviera —algunas veces recordada como el “Consejo de Baviera, entre noviembre de 1918 y abril de 1919— y las rebeliones espartaquistas de Rosa Luxemburgo y Eisner en Alemania. En todos estos procesos revolucionarios hubo una presencia destacada de judíos quienes, como minoría explotada y oprimida, estuvieron a la vanguardia del proceso revolucionario europeo (Kun, Blum, Luxemburgo y Liebknecht, entre otros).

Este auge revolucionario trajo aparejada una reacción fascista: la insurrección comunista alemana fue aplastada por el gobierno socialdemócrata de la República de Weimar (1918-1933). Lo más peligroso de esta derrota fue que la represión, y las ejecuciones de Luxemburgo y Liebknecht, fueron llevadas a cabo por la Freikorps (organización paramilitar fascista). Los constitucionalistas “democráticos” reprimieron con métodos dictatoriales; las Freikorps fueron la antesala de lo que después sería el surgimiento del nazismo (formaron parte de las fuerzas de asalto del nazismo, las Sturmabteilung —SA—). Alemania, tras el tratado de Versalles[16], quedó destruida económica y políticamente: una democracia frágil, un pueblo hundido en la ruina y el odio, un resentimiento social que en 15 años desencadenaría a la bestia fascista (1933).

En Italia, por octubre de 1922, ocurrió la marcha sobre Roma, donde los camisas negras de Benito Mussolini, por medio de la violencia, lograron llevar a su caudillo (Duce) al poder. A los pocos años, Italia ya era una dictadura, en la que la represión a comunistas se convirtió en modus operandi.

Nuevamente en Alemania, en noviembre de 1923 se concretó un intento de golpe de Estado, conocido como el Putsch de Múnich: los fascistas alemanes, que se bautizaron nacional-socialistas, intentaron derrocar a la frágil República, pero fracasaron. Su líder, Adolf Hitler —par alemán de Mussolini—, fue arrestado y, en una cómoda prisión, escribió Mein Kampf (Mi Lucha).

El huevo de serpiente ya estaba gestado.

El fascismo surgió como una respuesta totalitaria del capitalismo contra el marxismo y la revolución social, en medio de la crisis capitalista que causaron la Gran Guerra, y la caída de la bolsa de Wall Street (1929)[17]. En los países euroasiáticos donde ganó el fascismo, la izquierda (comunista, socialista, sindicalista y anarquista) fue la primera y principal víctima.

El tercer lugar donde el fascismo avanzó fue en España. Allí, tras ser proclamada la Segunda República[18] —14 de abril de 1931—, el gobierno constitucional fue golpeado por una sublevación cívico-militar —17 de julio de 1936—, liderada por el general Francisco Franco: los militares, la Iglesia y los falangistas[19] se levantaron en armas, quebraron el orden institucional y emprendieron una guerra civil, que contó con el apoyo de las Fuerzas Armadas fascistas de Italia y de Alemania. Ante la indiferencia de las “democracias” occidentales, se destacó la solidaridad internacionalista con la República: la URSS[20] envió ayuda logística y armamento y voluntarios, y las fuerzas revolucionarias del mundo aportaron voluntarios a las Brigadas Internacionales: casi 1000 compatriotas argentinos formaron sus filas, e incluso hubo una brigada de combatientes judíos, integrada por 152 voluntarios, que se llamó Naftalí Botwin[21].

El frente de España fue una especie de ensayo general para los eventos posteriores que tuvieron lugar entre el 1 septiembre de 1939 y el 9 de mayo de 1945. El fascismo mostró su solidaridad con el franquismo: envió ayuda material bélica y tropas para ejercer la violencia sobre el pueblo español.[22] Los franquistas quedaron agradecidos con la neutralidad de EE. UU., Gran Bretaña y Francia durante la Guerra Civil Española.

Distinta fue la acción de las izquierdas a escala global, las que mostraron su solidaridad con quienes defendían la democracia en España. En la Argentina, a través del Socorro Rojo[23], además de enviar voluntarios a las Brigadas Internacionales, se realizaron colectas y se envió ayuda material a la República.

La caída de la República, el 1 de abril de 1939, daría comienzo a casi cuarenta años de terror en España: la dictadura de Franco continuó hasta su muerte, en 1975. Tras el fin de la democracia hispana, el totalitarismo, con forma de esvástica, tuvo todo resuelto para ir del aislacionismo al expansionismo.

Nazificacion de Alemania

El partido nazi (partido nacional socialista de los trabajadores de Alemania) no era popular. Fue tras el estallido de Wall Street en 1929 y el ascenso electoral del Partido Comunista Alemán, que las clases dominantes optaron por apostar por la última alternativa que tenían para impedir el crecimiento del marxismo: antes que perderlo todo, la oligarquía germana decidió abrirle paso a su ultimo “salvavidas”.

Es un mecanismo típico del capitalismo recurrir a regímenes dictatoriales, como respuesta desesperada ante cualquier amenaza que haga peligrar su hegemonía.

Tras el fracaso del golpe de Estado en Múnich, los nazis cambiaron su jugada, “integrándose” al sistema electoral. Sin embargo, en 1928 sólo obtuvieron 800 mil votos, en un país en el que vivían casi 66 millones de personas. El 5 de marzo de 1933 hubo nuevas elecciones legislativas: el Partido Nazi logra el 37.3% de los votos con lo que consigue 288 escaños; la socialdemocracia obtiene el 18% con lo que consigue 120 escaños, y el Partido Comunista obtiene el 12%, es decir, 81 escaños —en la Alemania de la Republica de Weimar, el jefe de gobierno era elegido por los parlamentarios—.

Por eso, Hitler no llegó al poder por elecciones, sino por un acuerdo con los conservadores. Paul von Hindenburg era el presidente de Alemania, y era quien aprobaba las decisiones del jefe de gobierno (canciller), Kurt Von Scheilcher. Este último fue removido como máxima autoridad de la República de Weimar en enero de 1933, obra y gracia de los manejos y acuerdos de Franz von Pappen con Hindenburg. El día 30 de ese mismo mes, la derecha alemana le cedió, por medio de una coalición, la cancillería a Hitler. En síntesis, Hitler no llegó al poder por medios electorales, pero sí por medios legales. Hitler, en cuestión de meses, llevó a Alemania a un régimen policiaco-militar, y estableció el modelo fascista de partido único.

El 27 de febrero el Reichstag (sede del Congreso alemán) fue incendiado, en circunstancias que todavía hoy no son claras. Hitler aprovechó la ocasión y culpó del incendio a los comunistas, y con esa excusa se llevaron adelante arrestos sistemáticos y ejecuciones a militantes de izquierda: se constituía el enemigo común, y el marxismo era la única amenaza para el nuevo Gobierno.

El primer campo de concentración[24] para prisioneros políticos (comunistas, socialistas y sindicalistas) fue Dachau. El 23 de marzo de 1933, Hitler mandó al Reichstag una ley habilitante, que le otorgaba poderes extraordinarios y le autorizaba a promulgar leyes sin autorización del Congreso ni del Presidente de Alemania. Esa ley fue promulgada gracias al voto a favor de los otros partidos de derecha y del Partido Centro Católico.

El 10 de mayo de 1933 el ministro de propaganda, Joseph Gobbels, organizó una quema de libros, como acto simbólico que expresaba la intolerancia fascista hacia el pensamiento crítico[25] (cualquier semejanza de lo sucedido con el Centro Editor EUDEBA o la Biblioteca Vigil de Rosario durante la dictadura militar-civil-eclesiástica 1976-83 en Argentina, no es casual). En 1934 Hitler, en favor de las Fuerzas Armadas alemanas, eliminó al brazo armado del partido nazi, la SA (escuadrón de asalto), para dar lugar a las SS (Schutzstaffel – Escuadrón de protección), una organización policial, paramilitar, elitista y afín a las Wehrmacht (fuerzas militares alemanas).

En el mismo año murió Hindenburg, y el nazismo unificó la Jefatura de Gobierno y el Estado, lo que convirtió a Hitler en Führer (caudillo): la República de Weimar había muerto completamente y se concretaba la formación de un III Reich (III Rey). A diferencia del II, cuando gobernaba el Keiser (emperador), el III era regido por alguien categorizado de “loco”. A saber, al fin de cuentas, más que un loco, Hitler era el producto de un sistema en descomposición, al cual él mismo se adaptó, con el fin de socavar las libertades democráticas y civiles, y llevar así al régimen republicano hacia una dictadura unipersonal. A pesar de eso, dentro del nazismo existían corrientes[26].

En septiembre de 1935 se sancionaron las Leyes de Nüremberg, en las que, por clasificaciones raciales, de sangre, se indica quién es judío o gitano, y quién es ario —“raza blanca superior”—. Además, se prohíbe el matrimonio mixto[27] y se establece la persecución a aquellas personas que tienen, por lo menos, un abuelo “no ario”. En estos colectivos, clasificaron como “inferiores” a los hijos de los matrimonios mixtos[28].

El nazismo exterminó a personas no sólo por motivos raciales, sino también por razones políticas: se ensañó con la oposición de izquierda y popular. Y no conformes con ésto, a este objetivo genocida, los nazis incorporaron a: Discapacitados físicos, negros, personas neurodivergentes , pobres (sin techo e indigentes), “asociales”, homosexuales, disidentes religiosos (caso emblemático: los Testigos de Jehová), migrantes “apátridas” (republicanos españoles, un ejemplo).

Tras el inicio de la II Guerra Mundial (1939), también empezaron a masacrar población polaca y soviética. Polonia, desde sus inicios como República, fue socialmente conservadora, clerical y antisemita, y el odio nacionalista que tenían hacia los alemanes también era fuerte, y además reciproco con éstos. Hacia 1945, los nazis les habían quitado la vida a 3 millones de polacos (no judíos), y a otros 3 millones de judíos polacos en el Jurbn[29].

La mayor parte de los pueblos de la Unión Soviética fue englobada en la clasificación de “naciones comunistas” o “mongoles” por el nazismo. Hacia 1945 habían sido exterminados casi 40 millones de soviéticos, la mayoría civiles (más del 20% de su población fue asesinada).

En 1938, la Alemania nazi anexionó parte de Checoslovaquia y Austria. Reino Unido y Francia pactaron con Italia y Alemania dichas anexiones, a cambio de no ir a la guerra (Pacto de Münich), el 7 de noviembre de 1938.

Los nazis expulsaron a todos los judíos polacos que vivieron durante años en Alemania. El joven judío de ascendencia polaca Herschel Grynszpan tomó venganza por la expulsión de sus padres a Polonia y, en la capital de Francia, asesinó al diplomático nazi, de la embajada alemana, Ernst vom Rath. En represalia, el 9 de noviembre se ejecutó la denominada kristallnacht (Noche de los cristales rotos): en toda la Alemania nazi se desplegó un pogrom en el que todos los barrios judíos fueron asaltados. Los ciudadanos alemanes judíos fueron gravemente golpeados y torturados, y 91 personas judías fueron asesinadas. Las instituciones israelitas (templos, entidades laicas, comercios, escuelas, bibliotecas, clubes, domicilios particulares) fueron asaltadas, quemadas y destruidas, y 30 000 judíos fueron deportados a campos de concentración.

En 1939 Alemania invadió Polonia, lo que dio comienzo a la II Guerra Mundial. Gran Bretaña y Francia le declararon la guerra al régimen de Adolf Hitler y a la Italia de Benito Mussolini. El 23 de agosto de ese año se firma el pacto de no agresión mutua Molotov-Ribbentrop entre URSS y Alemania, tras el fracaso de los intentos soviéticos por lograr un pacto de seguridad colectiva con Gran Bretaña y Francia, el cual estos últimos rechazaron firmar.

En Francia, sectores de la burguesía habían sintetizado, bajo la fórmula mejor Hitler que el Frente Popular, intenciones colaboracionistas. A mediados de 1940, Francia fue ocupada por Alemania, y en el sur francés se estableció un Estado títere, Francia Vichy, liderado por el mariscal fascista Philippe Petain, cuyo primer acto político fue la promulgación del “estatuto de los judíos”, lo que dio base a las persecuciones antisemitas. La policía francesa, durante la ocupación, colaboró en la represión de comunistas y judíos.[30]

En 1941 los fascistas le declararon la guerra a la URSS, tras violar el pacto Molotov-Ribbentrop. Así, el 22 de junio de ese año, activaron la Operación Barbarroja: Alemania llevó adelante un ataque contra el Estado obrero. El pueblo ruso conoce esta guerra como la Guerra Popular, la Guerra Patria. Fue entonces cuando los nazis pusieron en marcha operaciones para el asesinato de judíos a mayor escala.

Al principio, formaciones armadas alemanas comandadas por unidades especiales de las SS, conocidas con el nombre de Einsatzgruppen, junto a voluntarios locales, comenzaron a fusilar a varones judíos que ya se hallaban segregados en guetos, y dirigentes políticos comunistas, de forma masiva y sistemática. También a otras personas “racialmente indeseables”.

En julio de 1941, el «número dos» de las SS, Reinhard Heydrich, asumió la responsabilidad de ejecutar la «Solución Final a la Cuestión Judía en Europa», es decir, el genocidio, y pronto los alemanes incluyeron a mujeres y niños judíos entre los objetivos de sus asesinatos. Poco después comenzaron los experimentos con gas Zyklon B para usarlo como método de asesinato masivo. Los experimentos se realizaron en Auschwitz, en prisioneros de guerra soviéticos.

Como parte clave de la «solución final «, los nazis crearon centros de exterminio para cometer asesinatos masivos. A comienzos de diciembre, se puso en funcionamiento el primero: Chelmno.[31]. Los alemanes deportaron a los judíos de toda Europa a estos centros de exterminio. Muchas deportaciones se originaron en los ghettos establecidos por los alemanes en la Polonia ocupada y en otros países. En estos centros de exterminio, los nazis usaban cámaras de gas o camionetas de gaseo para asesinar a los judíos y a otras personas.[32]

Fuego y genocidio

En este conflicto global, por 1941 existían dos grandes frentes de combate al nazismo. Con Francia ocupada, el frente occidental estaba liderado por Gran Bretaña, y, en el frente oriental, confrontaba la Unión Soviética.

Mientras se desarrollaban los enfrentamientos europeos, desde 1937 se desató en Asia la guerra del Pacífico, tras la invasión masiva del Imperio japonés a China, país donde se desarrollaba una guerra civil entre nacionalistas y comunistas. La invasión bélica nipona fue sostenida con petróleo estadounidense. En 1940 Japón[33] se alió con Alemania e Italia a través del Pacto Tripartito[34], lo que expandió el conflicto hacia el Pacífico: se conformó la alianza del EJE.

El 7 de diciembre de 1941, cuando Japón decidió atacar la base militar estadounidense de Pearl Harbor[35] sumó un nuevo panorama al conflicto, ya que Estados Unidos, que hasta entonces se había mantenido en pretendidamente neutral, aunque entregaba petróleo y armamento, resolvió incorporarse al bando de los Aliados.[36] Así la Guerra se polarizo en dos bandos: el EJE (Italia – Japón – Alemania) vs (EE. UU. – Reino Unido – Unión Soviética). Desde entonces, Estados Unidos se incorporó en los frentes Occidental, del Norte de África y del Pacífico.

Sin embargo, fue en la URSS, entre 1942 y 1943, donde se dio la batalla más sangrienta de la Historia: de un lado, el fascismo (Alemania, Italia, Hungría, Eslovaquia, Croacia y Rumania); del otro, URSS y Reino Unido. El target que otorgaría la victoria decisiva era la ciudad de Moscú.

La relevancia de Moscú está revelada por la impronta anticomunista del fascismo, ya que su búsqueda de poder, en Europa, fue con el objetivo de aplastar al comunismo: la pretensión de destruir el legado de Vladimir Lenin era innegociable. Hitler y Mussolini concordaban en que Moscú debía caer, y en que la población soviética debía ser esclavizada.

Franco apoyaba esta idea: incluso España, que se mantuvo neutral durante la guerra, por decisión del “generalísimo”, creó la División Azul, una unidad militar española, al servicio de Hitler, cedida bajo la condición de que sólo combata en el Oriente, contra el “comunismo ateo”, y no en el Occidente.

La ofensiva alemana fue terrible para el Ejército Rojo (soviético). La avanzada sobre la patria soviética arrasó con millones de vidas, militares y civiles, y retuvo cientos de miles de prisioneros de guerra. Las fuerzas de defensa soviéticas se atrincheraron en tres frentes elementales: de arriba abajo, Leningrado, Moscú y Stalingrado. Las fuerzas militares alemanas no pasaron los tres frentes claves, gracias al invierno ruso[37], a los partisanos[38] soviéticos, a la heroicidad del Ejército Rojo.

Si los fascistas hubiesen ganado allí, la población soviética hubiese estado perdida. Pero la defensa de Moscú, liderada por el general Gueorgui Zhúkov, logró que por fines de 1941 e inicios de 1942 comenzara la contraofensiva soviética. En 1943, los fascistas fueron aplastados en Stalingrado y Kursk, batalla que sería la piedra angular del comienzo del fin para la Alemania nazi. Lo mismo ocurrió en Leningrado en 1944, y entonces ya nada detuvo la marcha del Ejército Rojo hacia Berlín, cuya toma significaría el fin de la II Guerra Mundial.

Durante mucho tiempo, la URSS reclamó a las potencias occidentales la apertura de un Segundo Frente que aliviase el esfuerzo soviético en el Oriente. Sin embargo, después de la derrota del nazismo en territorio soviético, recién el 6 de junio de 1944, Estados Unidos y Gran Bretaña decidieron desembarcar en Europa (desembarco de Normandía). Hay quienes sostienen que la apertura del Segundo Frente se debió a que, ante la certeza de la derrota nazi y el triunfo de las armas soviéticas, serían ellos quienes llegaran primero a Berlín, lo que Occidente pretendía impedir. Las bajas militares estadounidenses rondaron el medio millón de personas.

En Italia, por julio de 1943 Mussolini había sido destituido, pero Hitler intervino el reino italiano, destituyó al rey, y volvió a colocar a Mussolini como jefe de un Estado títere que fue bautizado “República de Saló”. El 28 de abril de 1945 fue el fin del Duce. Fue entonces cuando los partisanos comunistas echaron a los nazis de Italia, fusilaron a Mussolini y a su amante, y los colgaron boca abajo en la plaza de Loreto en Milán. El pueblo italiano y los guerrilleros, testigos de la escena, festejaron la derrota de la dictadura.

Por nuestra y vuestra dignidad[39]

Con el avance de la II Guerra Mundial, en diversas partes del globo emergieron grupos guerrilleros antifascistas, como una respuesta popular a la tiranía hitleriana. A quienes participaron de estas guerrillas se les denominó partisanos y partisanas.

En Yugoslavia, los partisanos liderados por el Mariscal Tito (Partido Comunista) expulsaron a las tropas alemanas e italianas, se aliaron con la URSS, e instauraron la Federación Socialista de Yugoslavia, hacia el final de la Guerra.

En Grecia sucedió algo parecido, pero los comunistas no tomaron el poder; en 1946 se desató una guerra civil entre éstos, y los monárquicos nacionalistas y conservadores —quienes contaban con un fuerte apoyo británico—. Ésta finalizó en 1949 con un cese a las agresiones, y la restauración del reino de Grecia.

En Paris (Francia), por agosto de 1944 la resistencia francesa llevó adelante un alzamiento popular y armado. En éste, los comunistas franceses ocuparon un rol destacado, y los españoles republicanos —en su exilio— formaron parte de la insurrección, con la 26.ª División del Ejército Popular de la República.

En Europa Oriental, los partisanos soviéticos jugaron un rol elemental en acelerar la retirada de las unidades militares alemanas, por medio de ataques y sabotajes.

En los guetos[40] judíos de la región, se llevaron adelante levantamientos[41], y éstos dejaron marcado un hito de dignidad humana. Dos ejemplos son las insurrecciones en los guetos de Vilna (Lituania) y de Varsovia (Polonia). La resistencia en el ghetto de Vilna fue liderada por el comunista Itzjak Wittemberg, dirigente de la Fareinikte Partizaner Organizatsie —Organización de Partisanos Unidos—.

Sin embargo, el más conocido mundialmente fue la insurrección encabezada por la Organización Judía de Combate (ZOB, por su sigla en polaco), la que sublevó al gueto en armas, desde el 19 de abril hasta el 16 de mayo de 1943. Liderado por los comandantes Mordejai Anielewicz y Marek Edelman, durante casi un mes los combatientes del gueto de Varsovia sostuvieron una resistencia feroz, a pesar de las inmensas adversidades. El levantamiento fue liderado por agrupaciones judías de izquierda como el BUND (Unión General de Trabajadores Judíos de Lituania, Polonia y Rusia), Hashomer Hatzair (La Guardia de la Juventud), y otras organizaciones comunistas y socialistas. Hacia el final del levantamiento, Marek Edelman lideró el escape del último grupo de sobrevivientes (civiles y combatientes israelitas-polacos). En 1944 la sublevación de las milicias polacas a la ocupación alemana se unió al levantamiento de Varsovia, ya que la resistencia polaca se inspiró en la sublevación del gueto, bajo la consigna:

“Los judíos pudieron, nosotros [polacos no judíos] también podemos”.

Esta manifestación demuestra que la insurrección del ZOB no fue una hazaña del pueblo judío, sino una enseñanza de humanidad y dignidad, del pueblo judío a todos los pueblos del mundo. Así, en cualquier lugar del mundo donde los oprimidos resisten, están levantando las banderas de los milicianos judíos de Varsovia.

El 27 de enero de 1945, el Ejército Rojo liberó el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, el mayor emblema de la maquinaria genocida del nazismo y pronto la guerra llegó a su fin.

A principios de agosto de 1945, los norteamericanos finalizaron la guerra con Japón, con un golpe letal y criminal: el bombardeo atómico en Nagasaki e Hiroshima. Las explosiones hicieron capitular a Tokio, y pusieron en debate un peligro presente: la “solución final del problema humano”, con una Guerra Nuclear. EE. UU. llevó adelante un acto repudiable que atentó contra la dignidad humana. La mayor cantidad de víctimas emergió de la población civil japonesa; la II Guerra Mundial tuvo su fin en septiembre de dicho año.

¡Hacia la Victoria Siempre![42]

El 9 de mayo de 1945 Berlín cayó, lo que implicó el fin al reinado de terror de Adolf Hitler y los dictadores devotos de la esvástica. El Ejército Rojo aplastó al nazi-fascismo.

Dicha fecha es conocida como el Día de la Victoria y, en la actualidad, se lo conmemora en Rusia, ya que ese día, el Ejército Rojo, tras liberar la ciudad alemana de Berlín, puso bandera roja en el Reichstag.

Tras la guerra, Europa quedó devastada. El antecedente genocida del nazismo quedó marcado mundialmente.

El paso del nazismo por el mundo dejó la huella de la “solución final a la cuestión judía”; durante éste, se concretó el exterminio de casi todo un pueblo: se le quito la vida de seis millones de judíos por medio de las cámaras de gas y de fusilamientos masivos.

A esos mismos judíos se les realizaron en sus cuerpos crueles experimentos y se los obligó a ejecutar trabajos extenuantes en condiciones inhumanas de vivienda y hambruna —entre otros aspectos— que desataron enfermedades.

El pueblo gitano tuvo un trato similar, incluso el reconocimiento del Porraimos (genocidio gitano) fue rechazado por muchísimos años. En efecto, la estigmatización a los Roma y Sinti es contundente hasta nuestros días.

El 30 de abril de 1945 se suicidó Adolf Hitler, junto con su compañera Ewa Braun. Muerto el führer, las fuerzas aliadas juzgaron a la jerarquía del régimen nazi en Núremberg, el tribunal internacional creado parar condenar estos crímenes. Se sentenció a la pena de muerte a las máximas autoridades y responsables de la barbarie fascista; otras condenas fueron penas efectivas de prisión; otras, penas leves, y hubo absoluciones[43]. En Tokio también se llevó a juicio a los fascistas japoneses, a excepción de su monarca, que no fue llamado a declarar.

Los genocidas nazi-fascistas no juzgados en Núremberg fueron “indultados”, bajo las excusas de “obediencia debida” y “punto final”. Muchos se refugiaron en Sudamérica, pero un buen número se integró a las tropas del “mundo libre” (occidental y cristiano), es decir, la OTAN y EE.UU.

Caído el EJE, la lucha contra el marxismo pasó a estar comandada desde EE. UU. Mientras tanto, en todo el Este europeo se conformaron Estados socialistas; Alemania y su capital (Berlín) fueron divididas en dos, Oeste (capitalista) y el Este (socialista): con la implantación del Muro de Berlín se iniciaba la Guerra Fría, la guerra no directa, sino indirecta entre dos potencias, dos modelos, e, incluso en ésta, los nazifascistas tuvieron su rol[44].

Guerra Fría

La herencia maldita del nazismo le fue cedida a la reacción conservadora. En Estados Unidos el senador Joseph Raymond McCarthy fue el maestro del fascismo. El macartismo[45] veía comunismo en todos lados: entre los activistas por los derechos civiles, y en las organizaciones antinazis y antisupremacía blanca.

Un hecho relevante durante el macartismo fue la acusación de traición a la patria, contra el matrimonio judío norteamericano, de afiliación comunista, Julius y Ethel Rosemberg (1951).[46] Fueron condenados a muerte sin pruebas y, a través de esta acción, se alimentó el prejuicio, muy arraigado en la población conservadora estadounidense, de que judaísmo y bolchevismo son sinónimos, una vez más.

Francia, como potencia colonialista, oprimió durante años a los argelinos. Por las décadas del 50 y 60 se dio una batalla por la liberación de Argelia. La extrema derecha francesa y las fuerzas militares reprimieron en esa región norafricana con los métodos genocidas del nazismo, incluso impusieron campos de concentración, y utilizaron el mecanismo de desaparición forzada de personas decretada por Hitler: Noche y Niebla[47]. Este brutal y feroz método proviene de la escuela francesa que EE. UU. implementó durante la guerra de Vietnam[48], y durante el Plan Cóndor[49].

Dicho mecanismo era el crimen “perfecto”: invisibilizar al oponente, evitar protesta alguna. Tras “no dejar rastro, no se lo encuentra vivo, tampoco se lo encuentra muerto”, no hay formas de protesta. Ante la desaparición, la sociedad no lo ve, y procede con la cautela y la indiferencia de “no protestar contra algo que no ve”, “que no está”, que no se puede saber si “está vivo o muerto”[50].

Si bien todas las dictaduras latinoamericanas lo implementaron, el caso paradigmático, donde el vestigio nazi fue el método predilecto del genocidio, fue el de Argentina, durante el terrorismo de Estado (1974-1983).

En este país, el tercer gobierno peronista (1973-1976) llevó adelante por medio de las bandas fascistas de la triple A (Alianza Anticomunista Argentina) y CNU (Central Nacionalista Universitaria) crímenes contra activistas de izquierda y populares. En 1975, durante el Operativo Independencia, se inició oficialmente el genocidio, por medio del decreto de Isabel Perón (presidenta 1974-1976) de ¡aniquilamiento de la “subversión”!, en Tucumán, con el uso de las Fuerzas Armadas.[51]

El golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 liderado por el general Jorge Rafael Videla estableció un régimen de terror. Lideró un gobierno que se decía nacionalista católico, conservador, y neoliberal en lo económico (Martínez de Hoz). Su gobierno de facto era profundamente anticomunista y repetía los lemas del fascismo como: “Dios, Patria y Familia”, “Tradición, Familia y Propiedad”. En los centros clandestinos de detención[52] que se implantaron, se hacía gala de la ideología nazi-fascista, la simbología hitleriana, mussoliniana. Allí se cometieron crímenes, torturas e interrogatorios, entre otros, con la saña antisemita. En este periodo se contabilizan 30 000 detenidxs-desaparecidxs, figura legal que se creó para las personas a las que se les aplicaba la estrategia hitleriana de noche y niebla; pero el supremacismo racial y religioso de los represores no fue sólo contra los cautivos judíos; también hubo ensañamientos contra los negros y el colectivo homosexual (hoy englobado a colectivo LGBTIQ+).

Aquí primó el oscurantismo cultural, la destrucción, entrega y vaciamiento del aparato productivo nacional, el crecimiento fabuloso de la deuda externa, el saqueo a nuestras riquezas naturales y otros latrocinios. La ruptura del sistema democrático, la violación a la Constitución Nacional, la promoción del individualismo fueron algunas de las característica de la imposición violenta y primeria del modelo neoliberal.

En Argentina, la dictadura que se autodenominó “Proceso de Reorganización Nacional” terminó tras el fracaso de la guerra de Malvinas[53]; el 10 de diciembre de 1983 volvió la democracia de mano del presidente Raúl Alfonsín.

Entonces, en Argentina ocurrió un hecho con semblante histórico y relevancia internacional: un juicio de Nüremberg a la criolla. Por primera vez en la historia mundial, un tribunal civil y nacional —del país donde se ejecutó el genocidio— juzgó a los altos jerarcas de la dictadura, que perpetraron los delitos de Lesa Humanidad.

Argentina lleva más de 40 años de democracia ininterrumpida.

La Bestia No ha Muerto

(1990 – hoy)

Tras la caída de la Unión Soviética y del muro de Berlín[54] (1989), la prensa procapitalista hablaba del triunfo del capital y de una nueva era de prosperidad económica y social.

Nada más errado: menos del 1% de la población mundial domina más del 50% de los recursos del planeta Tierra. Vivimos en un mundo de pobreza, que se profundiza en hambruna en los países del Tercer Mundo. Sin embargo, es a escala global que se experimenta una caída de la calidad de vida de los ciudadanos. Estamos siendo testigos de la destrucción del ecosistema y de la polarización del mundo.

Se desarrolla una nueva crisis ahora del capitalismo financiero provocada por el neoliberalismo, bajo el pseudofundamento —un neofundamentalismo— de que “el mercado se regula solo”. El sistema capitalista tuvo su golpe letal con la caída de la bolsa de Wall Street por 2008, la que dejó consecuencias económicas irreversibles hasta hoy en día.

Han vuelto a resurgir los vestigios del pasado, los chivos expiatorios, el nacionalismo étnico, el conservadurismo religioso y social. El fascismo volvió a conformarse otra vez, pero adaptado al siglo xxi, es decir, más amoldado al sistema democrático —destruye desde adentro—, más movimentista[55], pero con el mismo discurso y con los mismos objetivos.

El nazismo que sale del closet, de a poco o demasiado rápido (Elon Musk y Steve Bannon), ha logrado conformar una Internacional Fascista, auspiciada por el partido franquista Vox. En esta conformación internacional se concentran Donald Trump (EE. UU.), Georgia Meloni (Italia), Marine Le Pen (Francia), AfD (Alternativa por Alemania), el Partido Libertario (Austria), Jair Bolsonaro (Brasil), Viktor Orban (Hungría) y de Argentina, Javier Milei y Victoria Villarruel (compiten por quién lidera el fascismo en Argentina).

El fascismo de ahora no tiene los mismos objetivos que ayer. El de ayer surgió en respuesta al comunismo; en cambio, esta ultraderecha es anticomunista, y su objetivo actual es conformar Estados de tipo fascista (nacionalistas y militaristas) para una nueva guerra global. Con este fin, van contra todos los derechos laborales, civiles y sociales, vestigios y conquistas de la militancia de izquierda y progresista; van contra los derechos del colectivo LGBTIQ+, de las minorías nacionales (segregacionismo y discriminación), las conquistas obreras (8 horas de trabajo y condiciones para éste) y alientan el Estado policial y de sitio, al tiempo que buscan acabar con la división de poderes y, como en las otras dos guerras mundiales, van por la repartija del mundo.

El conflicto entre Rusia y Ucrania, y el de Medio Oriente son una muestra clara y contundente de que se puede desatar una nueva guerra mundial, nuclear. El Día de la Victoria deja remarcado que no puede haber salidas pacificas con el nazi-fascismo, que su derrota actual debe tener, de parte de la izquierda, y de los defensores de los Derechos Humanos, respuestas radicales y fuertes.

La perspectiva hoy, al igual que ayer, continúa siendo enfrentar al fascismo y aplastarlo allí donde se manifieste.

Al cumplirse 80 años del Día de la Victoria, en memoria a esta gesta sólo podemos comprometernos a tres designios inclaudicables: homenajear a quienes lucharon por los valores más sagrados de la vida, ser rigurosamente coherentes con su legado y asumir como propias las luchas —presentes y futuras— contra el Mal Absoluto: el fascismo en todas sus formas.

[1] Creencia de que un grupo de personas es superior a otros, generalmente por razones de raza, sexo, origen o nacionalidad, y que por lo tanto, ese grupo debe dominar sobre los demás.

[2] Sistema político y económico que consiste en que un país domina y explota a otro. Se caracteriza por la imposición de la cultura y el idioma de la nación dominante sobre la población colonizada.

[3] Lealtad a la patria.

[4] Los grandes empresarios capitalistas.

[5] https://www.infobae.com/historias/2024/07/28/a-110-anos-de-la-primera-guerra-mundial-23-millones-de-muertos-gases-venenosos-y-cuatro-imperios-desaparecidos/

[6] Recordemos que para ese entonces las monarquías tenían mucho más poder que en el presente.

[7] La Comuna de París, de 1871, había sido el primero.

[8] El temor a la propagación de regímenes comunistas.

[9] Recordemos que 12 años antes de la Revolución de Octubre —Revolución Rusa—, en 1905, la Policía secreta del Zar Nicolás II (la Ojrana) había elaborado una calumnia que persiste hasta el día de hoy: un alegato antisemita intitulado Los Protocolos de los Sabios de Sion, que justificaba los pogroms en la Rusia zarista; en nuestra región, este panfleto ha adquirido una expresión particular en la injuria llamada “Plan Andinia”.

[10] https://jewishcurrents.org/churchill-and-the-jews

[11] Linchamiento multitudinario, espontáneo o premeditado de un grupo particular, étnico o religioso, acompañado de la destrucción o el expolio de sus bienes.

[12] Compuestas por miembros de las clases acomodadas, que luego conformarían la Liga Patriótica Argentina.

[13] Mayoritariamente zarista [monarquía rusa destituida], pero también integrado por terratenientes, enemigos del bolchevismo y cosacos; las burguesías nacionalistas (ucraniana, báltica) y el intervencionismo extranjero.

[14] Las centurias negras (bandas de choque del Imperio Ruso) fueron las antecesoras del Ejercito Blanco, que también cometieron crímenes contra judíos y otros grupos oprimidos.

[15] https://www.enlacejudio.com/2015/04/07/discurso-de-lenin-sobre-los-pogromos-anti-judios/

[16] El Tratado de Versalles fue un acuerdo firmado en 1919 entre los países vencedores de la Primera Guerra Mundial y Alemania. Este tratado puso fin a la Guerra y estableció las condiciones de paz. Las principales condiciones del tratado fueron que Alemania perdió el 13% de su territorio europeo y un décimo de su población. Además, fue obligada a pagar una deuda de guerra de 33 mil millones de dólares y a desarmar casi por completo su Ejército y Flota. Austria tuvo que reconocer la independencia de Polonia, Checoslovaquia, Yugoslavia y Hungría.

[17] A partir del crack en la bolsa de valores de Wall Street, en Estados Unidos (octubre de 1929), se inició el periodo conocido como la Gran Depresión, una década de crisis económica que afectó a todo el mundo Occidental.

[18] España ha tenido dos periodos republicanos: la Primera República (1873-1874) y la Segunda República (1931-1939).

[19] Movimiento político español impulsado por la Falange, partido cuya ideología se inspiró en el fascismo italiano y sirvió de base al régimen franquista.

[20] Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, es decir, lo que antes fue Rusia —con algunas diferencias territoriales—, pero tras la revolución de 1917.

[21] En honor a un activista obrero y comunista polaco que fue ejecutado por el asesinato de un informante de la Policía.

[22] El bombardeo fascista a la ciudad de Guernica, el 26 de abril de 1937, es la evidencia misma de la inhumanidad derechista.

[23] El Socorro Rojo Internacional (SRI) fue un servicio social internacional organizado por la Internacional Comunista en 1922. Creada para que funcionara como una Cruz Roja internacional e independiente de cualquier organización o confesión religiosa. El SRI condujo campañas de apoyo a los prisioneros comunistas y reunió apoyo material y humanitario en situaciones específicas. El SRI estaba dirigido por Clara Zetkin, Elena Stásova y Tina Modotti. Fue disuelto en 1947.

[24] Un campo de concentración o campo de internamiento es un centro de detención o confinamiento donde se encierra a personas por su pertenencia a un colectivo genérico en lugar de por sus actos individuales, sin juicio previo y sin garantías judiciales.

[25] Allí se quemaron libros de autores como Marx, Engels, Brecht, Bebel, Heinrich Mann, Thomas Mann, Hemingway, entre muchos otros.

«Allí donde se queman los libros, se acaba por quemar a los hombres» Heinrich Heine (1797-1856):

“La humanidad progresa. Hoy solamente quema mis libros; siglos atrás me hubieran quemado a mi.” Sigmund Freud (1856-1939).

“Los que queman los libros, los que expulsan y matan a los poetas, saben exactamente lo que hacen. El poder indeterminado de los libros es incalculable” George Steiner (1929-2020).

[26] Incluso algunas que intentaron eliminarlo por julio de 1944 (colisión de civiles y militares), para negociar con las fuerzas aliadas la paz, en favor de un fascismo “moderado”.

[27] Unión civil y/o religiosa entre personas de diferente origen étnico, racial, o cualquier otra forma de discriminación entre personas.

[28] No importaba si el matrimonio era entre una persona “aria” y una persona “inferior”; si el “inferior” era madre o padre, pues el hijo/a era considerado “inferior” también.

[29] Jurbn [ídish]: “destrucción”. Así nomenclaron los judíos idishistas el genocidio judío en la II Guerra Mundial, también conocido como Holocausto y como Shoá [hebreo]

[30] https://www.infobae.com/historias/2024/03/05/un-triunfo-en-las-urnas-un-incendio-sospechoso-y-un-plan-intimidatorio-el-dia-que-hitler-quedo-a-un-paso-de-convertirse-en-dictador/

https://www.infobae.com/sociedad/2020/09/15/las-leyes-de-nuremberg-la-pureza-aria-y-el-odio-el-dia-que-hitler-declaro-a-los-judios-ciudadanos-de-segunda/

https://www.infobae.com/historias/2023/02/27/a-90-anos-del-incendio-del-reichstag-el-hecho-que-beneficio-a-los-nazis-y-convirtio-a-hitler-en-dictador/

https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/nazi-rule

https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/what-groups-of-people-did-the-nazis-target https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/1938-key-dates

[31] Hubo cinco centros de exterminio: Chelmno, Belzec, Sobibor, Treblinka y Auschwitz-Birkenau.

[32] https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/the-final-solution

[33] En 1931 Japón se apoderó de Manchuria (parte de China) y, en 1937 invadió el resto de China, con lo que inició la guerra del Pacífico. Con el anticomunismo —y la URSS en particular— como motivo en común, Alemania, Italia y Japón comenzaron a unirse y a celebrar tratados y pactos. Fuente: https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/the-final-solution

[34] Hacia 1940 se celebró el Pacto Tripartito, con el que se formalizó la alianza entre los tres países que posteriormente se designaron como las potencias del Eje. En el pacto, Japón reconocía “el liderazgo de Alemania e Italia en el establecimiento de un nuevo orden en Europa”. A cambio, Alemania e Italia reconocían el derecho de Japón a establecer un nuevo orden “en la gran Asia oriental”. Los signatarios aceptaron prestar ayuda a los demás en caso de ser atacados por algún país con el que no estuvieran en guerra. Esta cláusula estaba destinada a ser una advertencia para que Estados Unidos se mantuviera al margen de las guerras de Alemania e Italia en Europa y África del norte. También era una advertencia para que se abstuviera de intervenir en las conquistas de Japón en Asia oriental. Fuente: https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/the-final-solution

[35] El 7 de diciembre de 1941, Japón lanzó un ataque sorpresa contra Estados Unidos en Pearl Harbor. En cuestión de días, Alemania y las potencias europeas del eje le declararon la guerra a Estados Unidos. En respuesta, Estados Unidos, Gran Bretaña, la Unión Soviética, China y otros 22 gobiernos declararon formalmente que trabajarían unidos para derrotar a las potencias del Eje. Antes del final de la guerra, 21 gobiernos más se unieron a la alianza. Fuente: https://encyclopedia.ushmm.org/content/es/article/the-final-solution

[36] Japón había estado modernizando su economía a lo largo del siglo XX y anhelaba construir un imperio propio, para lo que inició la Guerra del Pacífico. Para combatir, necesitaba petróleo, pero carecía de éste: por eso, importaba casi todo su suministro de EE. UU. Cuando Japón ocupó la Indochina Francesa en 1941, Estados Unidos respondió congelando todos los activos japoneses en ese país, impidiéndole comprar petróleo. Tras haber perdido el 94 % de su suministro de petróleo y reacio a someterse a las exigencias estadounidenses, Japón planeó tomar el petróleo que necesitaba por la fuerza: decidió atacar la Flota del Pacífico estadounidense en Pearl Harbor, con la esperanza de que Estados Unidos negociara la paz. Aunque Japón alcanzó sus objetivos en el Pacífico y el Sudeste Asiático, Estados Unidos no respondió como se esperaba. En lugar de volver al aislacionismo, Estados Unidos se preparó para una guerra total, y el destino de Japón quedó sellado. Fuente: https://www.iwm.org.uk/history/why-did-japan-attack-pearl-harbor

[37] El invierno fue aprovechado como estrategia militar para liderar éxodos y desabastecer ciudades, con el fin de desampara al ejército alemán en su avanzada.

[38] Un partisano es un combatiente que se organiza en guerrillas para oponerse a un ejército de ocupación. El término se asocia con frecuencia a las organizaciones clandestinas de resistencia en la Segunda Guerra Mundial.

[39] Por vuestra y nuestra libertad» fue el lema de la Brigada Dąbrowski (o Dombrowski) en la Guerra Civil Española, un grupo de voluntarios internacionales que lucharon por la República contra el régimen fascista. Este lema fue luego incorporado por los combatientes del gueto de Varsovia y utilizado en sus proclamas.

[40] El término, que se usaba originalmente para aludir al gueto veneciano en la ciudad de Venecia (Italia), data al menos del año 1516 y describía la parte de la ciudad donde los judíos eran forzados a vivir segregados del resto de los venecianos […]. Durante el Holocausto se establecieron más de mil guetos nazis para encerrar a las poblaciones judías de Europa, con el objetivo de explotar laboralmente y exterminar a la judería europea como parte de la solución final de la Alemania nazi. (https://es.wikipedia.org/wiki/Gueto)

[41] Entendidos como “Alzamiento, rebelión, alzamiento, asonada, golpe de Estado, pronunciamiento, rebelión, sedición.” Fuente: DPD – RAE.

[42] Frase escrita por Ernesto “Che” Guevara y leída en público por Fidel Castro, ambos líderes de la revolución cubana. Esta frase fue el lema de dicha sublevación.

[43] Muchos jerarcas nazis apenas fueron condenados con condenas ligeros, al igual que cómplices, como los responsables del complejo industrial-financiero como Krupp, Thyssen, Bayer y otros.

[44] Con el fin de la II Guerra Mundial el mundo se dividió en dos, Europa como centro del conflicto, del lado occidental el capitalismo y del lado oriental el socialismo.

[45] Acusaciones de deslealtad, comunismo, subversión o traición a la patria en las que no se tiene el debido respeto a un proceso legal justo donde se consideren los Derechos Humanos del acusado.

[46]Julius y Ethel Rosenberg, matrimonio judío, fueron acusados sin pruebas y luego condenados en Nueva York por conspiración para cometer espionaje para la Unión Soviética. (Fueron ejecutados en junio de 1953, y fue la primera ejecución por espionaje de civiles en la historia de Estados Unidos).

[47] Noche y Niebla fue la política de desaparición forzada del régimen del III Reich, contra los opositores políticos: la desaparición en el medio de la noche, sin dejar rastros, con familiares silenciados, con el miedo de que si protestaban, podían condenar a sus parientes desaparecidos a la muerte, y con las esperanzas de que sobrevivan a futuro.

[48] Esta guerra enfrentó al gobierno comunista de Vietnam del Norte y sus aliados en Vietnam del Sur, (conocidos como el Viet Cong), respaldados por China y la Unión Soviética, contra el gobierno de Vietnam del Sur, su principal aliado Estados Unidos y otras naciones aliadas. Fue central en la guerra Fría.

[49] El Plan Cóndor, también conocido como Operación Cóndor, fue una campaña de represión política y terrorismo de Estado impulsada por varios gobiernos de Estados Unidos​ que incluía operaciones de inteligencia y el asesinato de opositores en varios países de América Latina. Fue implementado oficial y formalmente el 25 de noviembre de 1975 por los líderes de los servicios de inteligencia militar de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, e implementada luego por las cúpulas de los regímenes dictatoriales y gobiernos democráticos de América del Sur, a excepción de Surinam, Guyana y Trinidad y Tobago, así como las dependencias francesa y neerlandesa en esa región.

[50] Frases que hacen referencia a un discurso pronunciado por Jorge Rafael Videla, cuando las Madres de plaza de Mayo pedían conocer el paradero de sus hijos e hijas desaparecidxs. [buscar la referencia]

[51] El Operativo Independencia fue una acción militar represiva desplegada en la provincia de Tucumán a partir de febrero de 1975, con el objetivo declarado de “aniquilar el accionar subversivo”. Con un decreto de la presidenta María Estela Martínez de Perón, marcó el inicio de una estrategia sistemática de persecución y violencia estatal que se profundizó con el golpe de Estado de 1976. En octubre de 1975, la orden se extendió a todo el territorio nacional. Fuente: https://www.cels.org.ar/web/2025/02/operativo-independencia-el-comienzo-del-plan-sistematico-de-exterminio/

[52] Uno de los elementos más notorios del Operativo Independencia fue el inicio de centros clandestinos de detención como piezas fundamentales de la metodología represiva, con la Escuelita de Famaillá como el primero en la Argentina. Este modelo se replicó en todo el país durante la dictadura y permitió la consolidación de una red que incluyó al menos 814 centros clandestinos, donde el Estado implementó métodos sistemáticos de secuestro, tortura y exterminio. Fuente: https://www.cels.org.ar/web/2025/02/operativo-independencia-el-comienzo-del-plan-sistematico-de-exterminio/

[53] La guerra de las Malvinas fue una guerra no declarada entre Argentina y el Reino Unido de diez semanas de duración en 1982, en la que se disputó la soberanía de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, en el Atlántico Sur. La improvisación del gobierno de facto argentino terminó con la vida de centenares de jóvenes inexpertos que fueron forzados a combatir en una guerra militarmente desigual.

[54] Evento histórico que simbolizó el fin de la Guerra Fría y la división de Europa, permitiendo la reunificación de Alemania y el inicio de un nuevo orden mundial.

[55] Vinculado a los partidos políticos o sociales.