Buenos Aires, 18 de Septiembre de 2017
Estas Fiestas, Rosheshone / Rosheshune –el Año Nuevo– e Iom Kipur/Iom Kiper –Día del Perdón–, de acuerdo al lugar de origen, son fechas muy importantes, llenas de emoción y sentimientos, una ocasión de alegría y celebración. Es, sobre todo en esta época, nuestra intención que todos los deseos de una mejor vida, de salud, prosperidad y paz sean alcanzados no solo por la familia y los seres queridos, sino por toda la Humanidad.
Rosheshone o Rosheshune, el comienzo del Año Nuevo Judío, no tiene relación con ningún acontecimiento histórico: fue, sin embargo, el momento en que se creó el mundo. Y aunque esta versión no coincida con la realidad, los valores morales de la celebración no se ven menoscabados, ya que la aparición en escena de Adán, el primer hombre, nos señala que todos somos, por igual, sus descendientes: es decir, con los mismos derechos.
Por su parte, Iom Kipur o Iom Kiper –el Día del Perdón– es una celebración que invoca una reflexión, autocrítica, para mirar lo realizado, sin contemplaciones. Se trata de avanzar sobre nuestros errores para no volver a cometerlos. El ayuno es una forma alegórica de reparación de esas equivocaciones, o bien de las deudas, que tenemos para con nosotros y con los demás.
Una de las costumbres que indica la tradición es desgustar miel con manzana, porque además de que se trata de algo muy sabroso, se trata de un deseo: que el próximo año sea tan dulce como la miel.
Los judíos seculares continuamos con algunas de estas costumbres: se trata de transmitir los valores y la cultura por generaciones, de invocar la memoria y los legados. Se comunican las tradiciones, se transmiten y se comparten sus costumbres y lazos.
Toda la simbología y la cocina judía son elementos significativos para tener un buen principio de año: la mesa bien servida, la miel, el sonido del shofar, las palabras y los cantos que se entonan. Sin embargo, todos ellos podrían generar algo así como que “de tanto árbol, no se ve el bosque.”
¿Cuál es el elemento más representativo que debemos modificar y multiplicar para bien en estas Altas Fiestas? Es lo que representa con mayor precisión la esencia misma de los seres humanos: la Voluntad. En los textos talmúdicos se dice que en estas festividades los libros de los vivos y de los muertos están abiertos. Así es como hay quienes llenan su vida con contenido, viviendo una vida auténtica y una realidad verdadera. Pero también existen aquellos que llevan una vida alejada de la realidad, viven en la fantasía y llenan su existencia con vanidades. En ese sentido, si faltara contenido en sus vidas, son–también–muertos de verdad.
Por todo eso, elegimos la vida, llenamos nuestra existencia con vivencias de verdad. Para no perder de vista ni el árbol ni el bosque, es primordial que en este comienzo –que implica novedad y reflexión– nos concentremos en llenar nuestro recipiente más preciado, la voluntad, de lo más valioso que tenemos: la vida.
Vivir implica ser uno entre –y con– los demás, y con todos aquellos que no son como uno. También implica trabajar por un mundo de paz, donde primen el respeto, la armonía, la concordia y la diversidad, la dignidad para todos los seres humanos, sin distinciones. Es, además, reverenciar a la Naturaleza y construir sociedades, equilibradas, solidarias, democráticas e inclusivas.
Este es el mensaje de la Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina – Idisher Cultur Farband (ICUF Argentina) para toda la comunidad, para toda la sociedad, para el conjunto de los seres humanos: que la paz, el bienestar, la prosperidad y la felicidad no sean meros deseos ni se conviertan en palabras huecas, sino realidades concretas para toda la Humanidad.
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