El juez español Baltasar Garzón acaba de ser condenado a once años de inhabilitación profesional. Fue juzgado en tres causas diferentes; una de ellas es haber investigado los atroces crímenes perpetrados durante el franquismo y por defender la memoria de las víctimas de esa dictadura. Otra es haber ordenado escuchas presuntamente ilegales de una serie de empresarios, integrantes de un entramado de cohechos y sobornos que desde 2009 incluía a altas responsabilidades del Partido Popular (PP), el mismo que ahora gobierna España (“caso Gürtel”). Organizaciones sociales, políticas, de derechos humanos, estudiantiles y sindicales de ese país han dicho que es “un día triste para la Justicia y para la democracia” y que «muchos vamos a tener muchas dificultades en explicar a nuestros hijos que los buenos han sido condenados y los malos no se han sentado en el banquillo».
Baltasar Garzón es el magistrado que alcanzó gran notoriedad internacional por perseguir a los represores de las dictaduras de Argentina y Chile; entre otras causas fue quien decidió querer juzgar al dictador chileno Pinochet -gozaba de su libertad en Inglaterra entre octubre de 1998 y marzo de 2000- e investigó la apropiación de menores en nuestro país.
En 1999, José Schulman, socio de la Asociación Cultural Israelita Argentina I. L. Peretz de Santa Fe al momento de ser detenido / secuestrado en 1976, brindó su testimonio ante la Audiencia Nacional de Madrid, Juzgado de Instrucción Nº 5, sumario 19/97, presidida por el Dr. Baltasar Garzón.
Según esa deposición “… El Juez Baltasar Garzón abandonó su actitud impasible, se revolvió en el asiento y pidió que repitiera lo último que había dicho. Yo volví a explicar que luego de torturarme, en el mismo edificio y casi seguro que en la oficina de al lado de la sala de torturas, un funcionario judicial llamado Víctor Brusa me había amenazado con que me volverían a interrogar los mismos muchachos de la noche anterior. Y que quería hacerme firmar un papel que él traía escrito. La miró a la gallega Susana, una argentina exiliada en Madrid desde la dictadura que ahora era una de las abogadas de la Acusación Popular y le preguntó si iba a pedir el inmediato procesamiento del Juez. Susana se sorprendió -era la primera vez en todo el juicio que el mismo Garzón insinuaba un pedido de este tipo- pero enseguida reaccionó, pidió la palabra y solicitó formalmente el procesamiento de Brusa, de Facino, del Curro Ramos y de todos los de la banda…» (La responsabilidad de Brusa; Los laberintos de la memoria, por José Ernesto Schulman; http://www.desaparecidos.org/nuncamas/web/investig/schulman/laberint32.htm). El hecho denunciado ante el juez español Baltasar Garzón, sirvió para que este procesara al magistrado santafesino por su participación en la represión ilegal, el que hoy purga una sentencia de cárcel además de haber sido destituido en sus funciones.
Sorprende la rapidez con la que el Tribunal Supremo de España dictó esta sentencia, antes incluso que haya terminado la instrucción del sumario del “caso Gürtel”. En realidad se ha querido que el juez fuera condenado antes de que se conozca la sentencia sobre las víctimas del franquismo. Es casi un linchamiento y un escándalo; ya hay quienes han anticipado que denunciaran la injusticia y lo monstruoso de la sentencia ante la Comisión de Justicia en el Congreso español.
Sectores independentistas critican a Garzón por haber hostigado, perseguido y permitido maltratos a independentistas catalanes en 1992, hechos por los que tiempo después el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó al Estado español, pero también señalan que la Justicia española sí ha intervenido cuando Garzón investigó las denuncias de los familiares de las víctimas del franquismo o el ‘caso Gürtel’, lamentando que el primer condenado de dicho caso sea un juez, que seguramente puede sufrir reproches en algunas materias, pero no particularmente por éstas en que se lo juzga y condena.
Y como suele suceder, muchos acontecimientos, sobre todo aquellos que tienen que ver con la vigencia de los derechos humanos, se acercan. Así como los jueces españoles condenan a Garzón, hoy jueces argentinos tienen piedad con Brusa y otros cómplices de la patota que él integraba, otorgándole una serie de beneficios impensados, como salidas transitorias los fines de semana o para las fiestas de fin de año.
Evidentemente los aparatos judiciales mantienen aun muchas rémoras de épocas pasadas, y si bien se dan pasos en el sentido del juzgamiento a los genocidas –como sucedió con algunos criminales de guerra nazi-fascistas de la IIa. Guerra Mundial, como ocurre en Argentina y tiende a producirse en otros países del mundo-, es largo y complejo el camino que aun nos resta transitar para que corporaciones de ese tipo se democraticen y dejen de proteger a los poderosos.
Si bien muchos genocidas y responsables de crímenes de esas características mueren en sus camas y hogares con la tranquilidad al amparo de esos mantos, no solo son condenados social e históricamente, sino que a muchos de ellos les toca el escarnio de sentarse en el banquillo de los acusados, oportunidad que no dieron a quienes ordenaron asesinar o asesinaron directamente.
Una vieja consigna cantada por el movimiento de derechos humanos –que conserva una vital actualidad- reza: “Como a los nazis les va a pasar / adonde vayan los iremos a buscar”. No solo serán los pueblos; también lo harán los jueces.
El ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina) reitera expresamente su solidaridad con el Juez Baltasar Garzón, impugna las medidas tomadas por los tribunales españoles en su contra, manifiesta su voluntad de trabajar por un servicio de justicia democrático e independiente, con jueces y funcionarios probos en todo el mundo, señalando que los crímenes de lesa humanidad no prescriben ni aquí ni en ningún lugar del planeta.
Sr. Marcelo Horestein | Secretario
Prof. Daniel Silber | Presidente
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