Compartimos una sentida nota escrita por José Schulman de hace dos años, cuando Julio cumplía 100 años, la que se publicó en https://cronicasdelnuevosiglo.com/2016/04/11/julio-cumplio-cien-anos/

El Dr. Julio Schverdfinger cumplió cien años de compromiso con los derechos humanos y el progresismo argentino judío

Julio cumplió años.

Y lo festejó con sus compañeros de militancia.

Julio cumplió cien años y es como si hubiera vivido dos vidas de militante a tiempo completo.

Julio tiene la mitad de años que la Argentina formalmente independiente, la que se apresta a celebrar doscientos años de una declaración que aún espera su cumplimiento.

Y Julio ha dedicado ochenta y cuatro años de sus cien de vida, a hacer realidad aquello de libres de toda potencia extranjera, y sobre todo a aquello de la declaración de la Asamblea del año XIII que decretó el fin de la Inquisición, la esclavitud y la tortura.

A sus jóvenes diez y seis años, mientras estudiaba en el Mariano Moreno, Julio se incorporó al Socorro Rojo Internacional, el primer organismo de derechos humanos de la Argentina, aunque en aquellos tiempos ni existía el concepto “derechos humanos” y se hablaba de “libertades democráticas” y “garantías constitucionales”, casi todas ellas anuladas por el golpe de estado del seis de setiembre de 1930.

No conozco otro militante contemporáneo que haya pertenecido a aquel histórico organismo, sistemáticamente ignorado por muchos historiadores y muchos más militantes actuales por los derechos humanos, por su compromiso con la revolución socialista, objetivo que muchos obreros y estudiantes de la Argentina del 32 consideraban cercano y necesario.

Julio ostenta entonces, el honroso titulo de ser el único portador vivo de esa cultura solidaria que fomentó la creación de otro organismo, que sí continúa hasta nuestros días, aunque muchas de sus luchas son tan ninguneadas e invisibilizadas como lo son las del Socorro Rojo, y a la cual también perteneció Julio.

Hablo de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, fundada en 1937 y a cuyos equipos jurídicos Julio se incorporó apenas matriculado de abogado, cuando ya otro golpe de estado se había perpetrado en el país, el del seis de junio de 1943.

Julio se mantuvo en la Liga hasta 1962.

Por diez y nueve años defendió presos políticos y él mismo fue preso junto a un grupo grande de abogados de la Liga.

También participó en el Festival de la Juventud de 1949 en Budapest, Hungría, como delegado juvenil de la Liga.

En ese festival compartió y se hizo amigo de un joven comunista, Jorge Calvo, que solo un año después, a los 31 años de edad sería asesinado en Quilmes por un grupo parapolicial, la Alianza Libertadora Nacionalista que podría decirse que era la heredera de la Liga Patriótica que asesinaba obreros y judíos, obreros judíos comunistas en primer lugar, en la Semana Trágica de 1918 y la predecesora de la Alianza Anticomunista Argentina, que entre 1973 y 1976 asesinó o desapareció a 1787 compañeros y encerró a unos 3000 por decisión de una de sus jefes, la presidenta Isabel Martínez de Perón.

Julio fue parte del equipo jurídico que intentó condenar a sus asesinos, e igual suerte le tocó unos años después cuando en Rosario, en junio de 1955, asesinaron al medico de los pobres, el Dr. Juan Ingalinella, aquel que Juan Gelman en el último verso de su primer libro, dijera: “Un hombre, claramente se dice: Ingalinella”

En 1962 Julio decidió volcar sus esfuerzos militantes a disputar la comunidad argentina de origen judía; como el mismo lo dijera en la noche del sábado, no estaba dispuesto a convivir pacíficamente con un movimiento, el sionista, que buscaba apartar la comunidad de la lucha por la dignidad y la liberación del pueblo argentino y se sumó al ICUF.

Pero no por ello dejó de luchar por los derechos humanos; en 1979, cuando buena parte de la dirección “comunitaria” se escondía bajo los pliegues de la Embajada del Estado de Israel que armaba y estrenaba torturadores y asesinos por toda América Latina, Julio fue parte de la delegación del Icuf que concurrió a la delegación de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos a entregar una lista de más de ochocientos militantes populares argentinos de origen judío que ya estaban desaparecidos o presos por la dictadura.

Todavía en 1987, cuando Julio ya tenía setenta y un año, viaja a Ginebra para apoyar la causa del pueblo palestino y la consigna histórica de dos estados para dos naciones que el sionismo nunca cumplió y el estado de Israel sepultó bajo toneladas de piedras hechas muros y muros de intolerancia, desprecio y racismo contra el pueblo palestino. Allí propuso fortalecer las comisiones israelitas por la paz, quería ganarlos para la paz y la convivencia con el pueblo palestino.

Hace unos años, cuando la Liga cumplió 75, Julio accedió a contar con mucha humildad alguna pocas cosas de su trayectoria.

El sábado al responder a tantos saludos y abrazos Julio dijo muchas cosas y dos promesas

Que se comprometía a seguir luchando por la humanidad de los seres y nos invitó a todos los presentes a su cumpleaños ciento diez cuando, aseveró, finalmente nos contará toda la historia de una vida que vale por diez o por cien porque cada minuto de la vida de Julio ha sido intenso, como para que nosotros, los que igual que él queremos revolución y socialismo para que todos los derechos sean para todos, podamos mostrar su vida como bandera, como promesa de un mundo mejor, cuando todos los hombres y las mujeres sean como Julio.

Un mundo de cien Julios.

De cien mil Julios.

De mil cien millones de Julios.

Ese mundo sí que sería insoportable para los que han creado el mundo contra el que ha luchado, ya por ochenta y cuatro años nuestro Julio Schverdfinger.

Salud Julio.

Estaremos en tu 110 cumpleaños.