El 6 de agosto de 1945, el ejército de Estados Unidos lanzó una bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima, tres días después, repitió el ataque en Nagasaki.

Las dos armas atómicas, las únicas utilizadas hasta el día de hoy, dejaron más de 200.000 muertos y, en décadas posteriores, llegaron a 400.000 decesos como consecuencia de lesiones o enfermedades atribuidas al envenenamiento por radiación. Todo fue destruido.

Se selló el fin de la Segunda Guerra Mundial, pero setenta y ocho años son demasiados para no haber aprendido que poseer armas nucleares disminuye la seguridad en vez de reforzarla.

Hoy la división, la desconfianza y la falta de diálogo amenazan con una vuelta a la carrera de fabricación y uso de armas nucleares y balística incontrolada.

El ICUF, Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina – Idisher Cultur Farband – rinde homenaje a las víctimas, la mayoría civiles, y a sus afectos. Su lucha es la nuestra, volvemos a hacer un llamamiento a todos y todas, en todo el mundo para involucrarse en el trabajo por la paz y a salvaguardar y fortalecer los instrumentos y políticas de no proliferación y desarme.

Lo más revolucionario es la paz.