El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, llegará a la Argentina —previo a su participación en la Asamblea General de las Naciones Unidas el próximo 19 de septiembre—. Aquí, se entrevistará con las autoridades nacionales más importantes.
Los argentinos judíos no tenemos razones para alegrarnos o enorgullecernos por la llegada de netanyahu ni por esos encuentros con funcionarios. Por el contrario, son motivo de preocupación, dada la semejanza entre ambos mandatarios, sustentada en sus orientaciones tanto económicas como políticas.
En el aspecto económico, lo común es descargar las crisis sobre las espaldas de estos pueblos. En cuando a la política internacional, un ejemplo de coincidencia es la postura ante el conflicto en Venezuela: un país que es acosado de manera constante por los Estados Unidos y por otros gobernantes que no soportan el intento bolivariano de implementar un camino alternativo a los sistemas que perjudican a los sectores menos pudientes.
Una conducta similar es la que asumen en relación con el reconocimiento de la pluralidad de identidades culturales y sociales, omo el caso de los mapuches, de otros pueblos originarios o de los mismos palestinos, a quienes invisibilizan y les niegan sus derechos a una existencia plena.
En los últimos tiempos, además, el gobierno de Argentina e Israel concretaron una serie de acuerdos, relativos a la compra y reparación de armamentos, además de capacitación policial, aeronavegación y también un intercambio entre científicos. Para algunos medios, los acuerdos son –esencialmente– una cuestión de “alineamiento y compromiso estratégico».
El conflicto de Medio Oriente es centro de inestabilidad permanente y un foco potencial para una nueva guerra. La política expansionista y prepotente, de sometimiento del gobierno presidido por Netanyahu provoca y alienta una dosis mayor de violencia entre los pueblos y también de revanchismo.
Las principales consecuencias de este tipo de políticas son: en primer lugar, la privación de los derechos para los palestinos, también para los israelíes, como pueblo, una permanente inseguridad; y, por último, pensándolo a escala mundial, un recrudecimiento del antisemitismo, al concebirse a Israel —y por extensión, errónea, a todos los judíos del undo— como agresor a los derechos del pueblo palestino.
Tras esta consideración de las penurias sufridas, surgieron olas de simpatía hacia los judíos, y una consiguiente reducción de la judeofobia. Hoy, eso se ha invertido, como consecuencia de la política colonialista israelí y de la negación que ejercen hacia el pueblo palestino de su derecho a constituir su propio Estado.
La Federación de Entidades Culturales Judías de la Argentina (ICUF Argentina) expresa –como siempre lo ha hecho– su oposición a este tipo de políticas. En ese sentido, reitera además su criterio: que la seguridad de la región se asienta en una paz democrática, estable y duradera, posible a partir de la idea de Dos Estados = Dos Pueblos, soberanos, independientes, coexistentes y convivientes entre sí, que sean reconocidos, al msimo tiempo, por toda la comunidad internacional.
ICUF Argentina no se identifica con quienes entienden que las colectividades judías —la de Israel y las del resto del mundo— son homogéneas y, de manera vertical, obedientes a las decisiones de una instancia central superior. Todas las comunidades nacionales tienen su propia autonomía; el camino a recorrer de cada una de ellas es el propio, acorde con el devenir histórico, político, social y cultural de la sociedad a la que pertenecen y en el que están imbrincadas.
Las graves diferencias que tenemos con Netanyahu hacen que rechacemos su presencia en nuestro país. A la luz de sus antecedentes, puede presuponerse que los encuentros oficiales en los que participará brindarán la reafirmación de las posturas reaccionarias comunes que los gobiernos de Argentina e Israel sostienen en el plano
internacional.
Marcelo Horestein, Presidente
Isaac Rapaport, Secretario General
Buenos Aires, 9 de septiembre de 2017
Nota: Aquí una de las repercusiones de nuestro comunicado:
https://www.pagina12.com.ar/62157-una-visita-entre-operativos-y-rechazos
Para que haya disfrutado estados en paz los árabes y palestinos deben reconocer la existencia del estado de Israel. Deben hacerlo en serio,. Sentir que tienen derechos. No pensar en tirarlos al mar y que desaparezcan. Mientras tanto Israel tiene el derecho y el deber de defenderse