Mordejai «Mordje» Guebirtig nació el 4 de mayo de 1877 y murió en el ghetto de Cracovia –junto con su esposa y con sus hijas– el 4 de junio de 1942. Fue uno de los grandes poetas y escritores de canciones judías, en idish, en Europa oriental.
También fue el más leído, escuchado y cantado de su tiempo: toda la primera mitad del siglo XX; Es por esto por lo que su deceso es considerado como una de las mayores pérdidas dentro del folclore popular judío.
Las canciones que compuso eran cantadas por todas las juderías de Polonia, Lituania, Galitzia, Rusia, Ucrania, Rumania, Bielorrusia; también fueron llevadas a Europa occidental y a América por los emigrantes.
Guebirtig era carpintero, y vivió y trabajó de su oficio siempre en el mismo barrio obrero de Cracovia. En sus primeros años adhirió al Bund y su profundo amor por el pueblo judío lo llevó a componer letras cargadas de ternura por la gente de la calle y los trabajadores y trabajadoras, reflejando sus penurias y sus dolores, pero sin compasión ni lástima.
En «La Marcha de los Sin Trabajo», arengaba:
Un, dos, tres cuatro, marchamos, sin trabajo, ninguno se acuerda ya, de cómo suena la herramienta mientras las máquinas, sin vida, en la fábrica se oxidan. Y nosotros a pasear, como ricos: sin laburar. Un, dos, tres cuatro, marchamos, sin trabajo, sin ropa y sin hogar, no nos da para el alquiler y el que puede hincar el diente tiene que compartirlo con veinte. Un, dos, tres, cuatro, marchamos, sin trabajo, años dejándonos la piel trabajando más y más en tierras, casas, factorías en beneficio de una minoría ¿todo esto a cambio de qué? Hambre y paro y nada más. Un, dos, tres, cuatro, marchamos así, al compás, paso a paso y al son cantando nuestra canción de una nueva sociedad, donde paro ya no hay más con justicia e igualdad un país en libertad.
Poco tiempo después, se convirtió en un cantor popular, un trovador. Sus primeros textos hablaban de la vida cotidiana: una pareja joven que bailaba un tango; la discusión de un matrimonio por el nombre que llevará un niño que aún no ha nacido; los recuerdos de su niñez; el dolor de las jóvenes que, seducidas y llevadas a América, eran prostituidas en las ciudades.
Unos años más tarde, cuando la situación nacional e internacional se tornó más tensa y dura, sus poemas comenzaron a tener versos en un tono más combativo, lo que mostraba su pensamiento político.
En 1936 se produjo un pogrom en la aldea (shtetl) de Polonia (Przytyk), que se originó porque la organización derechista polaca Endecja (Democracia Nacional) incitó a los campesinos a “polonizar el comercio”, en un boicot a los comerciantes judíos, quienes representaban el 90 por ciento del mercado local.
La provocación derivó en distintos enfrentamientos que terminaron con la muerte de tres personas y con la destrucción de diferentes comercios.
En 1938, como una premonición, Guebirtig escribió una de sus canciones más famosas, que se convirtió, años más tarde, durante la invasión nazi, en un verdadero himno: «¡S´Brent! (¡Arde!)»
Nuestra aldea está en llamas Está en llamas, hermanos, está en llamas Nuestra pobre aldea arde... ¿No está hoy en llamas nuestra frágil aldea humana? ¿No hay voces del gran incendio que la queman? ¿Y no es este fuego, otra vez, el mismo y propio instrumento de los hombres dispuesto contra los hombres? Un viento furioso arrasa y dispersa todo. Llamas enormes se alzan y se mueven en círculo. Todo se quema ahora. Y ustedes se quedan mirando de brazos cruzados, se quedan mirando mientras nuestra pobre aldea está en llamas, puede que llegue el momento en que el fuego los alcance y sólo quedarán cenizas y muros negros.
En 1939, cuando el presentimiento del poeta finalmente se transformó en una realidad, en los bosques, los grupos guerrilleros judíos entonaron esa canción, la que se convirtió en un himno. Incluso Gusta Davidson –una resistente judía detenida en la cárcel de Cracovia– la tradujo al polaco para que pudiera ser leída por sus compañeras de celda.
Los nazis, finalmente, ocuparon la ciudad natal del poeta, y Guebirtig se trasladó a una aldea cercana. Allí escribió sus poemas y textos a tono con la resistencia de la ocupación, en contra del avance del nazismo y convocaba, mediante sus letras, a la lucha contra los opresores.
Entre fines de 1941 y principios de 1942, Guebirtig y su familia regresaron a Cracovia, donde fueron confinados a vivir en el Ghetto. Las canciones de ese entonces recorren los sufrimientos que padecieron sus habitantes: el hacinamiento, las condiciones inhumanas. Fue en ese mismo sitio donde escribió sus últimos versos «En el Ghetto» (In Ghetto), el que resultó ser parte de una de sus canciones más tristes y doloridas.
Murió a los 75 años, pero sus canciones, sus poemas y sus palabras seguirán vivas.
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