“¡El que necesite, que entre y coma, pero… que nadie tenga necesidad de entrar!
I. L. Peretz

La fiesta de Peisaj –la Pascua judía– es la celebración de la libertad. En esta recordamos una de las primeras rebeliones de esclavos que registra la Historia: el pueblo judío, oprimido y sojuzgado por los faraones egipcios, decide elegir su libertad y marchar hacia el desierto en busca de un lugar en el que desarrollar su acervo cultural como pueblo.

Cuando celebramos Peisaj transmitimos de generación en generación los valores humanistas de la cultura del pueblo judío; lo hacemos para construir, entre todes, el camino hacia la libertad, la justicia y la dignidad. Evocamos el respeto a la vida, el derecho a la emancipación de los pueblos libres, la valentía y acción ante la injusticia.

En el presente, el avasallamiento a los pueblos sigue siendo una realidad. Ayer los opresores fueron los faraones; hoy, son aquellos que deciden imponer sus criterios autoritarios y absolutistas sin reparar en los daños sociales que producen. Se sigue perpetuando un mundo con hambre, injusticia y desigualdad. 

Con pesar, vemos los terribles acontecimientos de Gaza y del sur de Israel. Allí se camina en sentido opuesto a las lecciones de Peisaj. Rechazamos el terrorismo; reclamamos el alto al fuego de inmediato, duradero y firme, y el fin de los bombardeos. Exigimos el retorno de los rehenes cautivos, el retiro de las tropas, el incremento de las ayudas humanitarias. La libertad y el derecho a la vida deben estar garantizados a todas las personas del mundo.

En estas jornadas tan queridas, hacemos llegar nuestro más cálido saludo a las instituciones adheridas, a toda la colectividad judía y al conjunto de la sociedad, y convocamos a que, de forma solidaria y empática, trabajemos en unión para lograr la Paz, para honrar la vida.


Marcelo Horestein – Presidente
Marcos Saal – Vicepresidente