En mayo de 1937, en medio de una profunda hostilidad que se vivía en el país, ocho escuelas populares judías –las denominadas folks shuln– fueron asaltadas por la Sección Especial de Combate al Comunismo de la Policía Federal y, finalmente, clausuradas. La excusa era que en ellas se propagandizaba el comunismo entre los niños que concurrían a esos establecimientos.
La Sección Especial de Represión al Comunismo era una copia de la Gestapo. Fue creada en 1934 bajo la presidencia de Agustín P. Justo, y estaba destinada a aplicar torturas a los detenidos por “actividades comunistas”. Tenía su sede en la calle Urquiza, en los altos de una comisaría y su jefe, una suerte de Himmler criollo, fue el terrible torturador Cipriano Lombilla, acompañado de una verdadera banda (Noticiero Sucesos Argentinos, 1939, lo muestra entre sus imágenes: ver al final de esta nota).
Si bien los judíos enviaban a sus hijos, rigurosamente, a la escuela pública, también los mandaban a la escuela idish, que era complementaria y que funcionaba en contra-turno, para forjar a su alrededor un ambiente de socialización judeo-progresista.
Las escuelas populares judías –unas 39 o 40 en todo el país– estaban nucleadas en la Farband Fun Idisher Folks Shuln, es decir, la Federación de Escuelas Populares Judías desde 1934-35, sucesoras de la árbeter shuln (escuelas obreras), que habían sido cerradas durante la dictadura uriburista.
En la fantasía conspirativa de los fascistizantes, antiobreros y antisemitas en el poder de aquella época (representados fielmente en Matías Sánchez Sorondo, ex – ministro de Educación de la provincia de Buenos Aires, el idish era el código utilizado de la presunta conjura judeo-bolchevique que amenazaba al mundo a la argentinidad.
Las folks shuln (y las árbeter shuln que les precedieron) fueron una base muy importante en la gestación del ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías).
A 80 años de aquellos acontecimientos, el ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías) le rinde homenaje a aquellos pioneros –padres, maestros, colaboradores, alumnos– que tuvieron la valentía y decisión de enfrentar la censura, las persecuciones, las estrecheces económicas, las presiones del accionar policial, y superando esas complejas dificultades fundaron escuelas, centros culturales, clubes deportivos, instituciones sociales, cooperativas, periódicos, editoriales y teatros, promoviendo una formación de carácter progresista comprometida profundamente con la realidad del país.
Así, dieron vida a una particular forma de pensar y actuar: rompieron con la sinagoga, difundieron y sintetizaron lo laico con la tradición y siendo argentinos – judíos, mantuvieron el legado y la cultura ancestral, dándole un contenido propio, popular, democrático, patriótico y nacional.
No le temimos al pasado, cuando las hordas fascistas llevaban presos a nuestros activistas, se prohibían nuestras actividades, se clausuraban nuestras escuelas, teatros e instituciones. No le tememos al presente, que aunque oscuro y lleno de acechos, también nos brinda la oportunidad de construir una alternativa superadora de lo visto en la que nos encontremos los que trabajamos por una Patria que nos contenga y ampare a todos. Soñamos con un futuro de dignidad, justicia, equidad y paz. La memoria es una herramienta eficaz para comprender la actualidad, sin quedarnos en la mera nostalgia. Esa es nuestra raigambre. De allí venimos y honramos esa herencia.
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